Название: Despertar
Автор: Sam Harris
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная психология
Серия: Sabiduría Perenne
isbn: 9788499888576
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La meditación mindfulness resulta extraordinariamente simple de describir, pero no es fácil ponerla en práctica. Dominarla requiere un talento especial y toda una vida de dedicación, sin embargo está al alcance de la mayoría de las personas lograr una auténtica transformación en la percepción del mundo. La práctica es el único camino para el éxito. Las sencillas instrucciones que aparecen en el cuadro siguiente son como las instrucciones para andar sobre la cuerda floja, que, supongo, deben de ser algo así:
1 Busque un cable horizontal que pueda soportar su peso.
2 Póngase de pie en uno de los extremos.
3 Camine hacia delante poniendo un pie justo delante del otro.
4 Repítalo.
5 No se caiga.
Está claro, los pasos del 2 al 5 comportan un poco de ensayo y error. Por suerte, los beneficios de la práctica de la meditación llegan mucho antes de dominar completamente la técnica. Y la caída, en el caso que nos concierne, se produce ininterrumpidamente, cada vez que nos perdemos en los pensamientos. Repito, el problema no son los pensamientos en sí mismos, sino el estado de pensar sin ser completamente consciente de estar pensando.
Como no tarda en descubrir todo el que medita, la distracción es la condición normal de nuestra mente: la mayoría de nosotros nos caemos del cable cada dos por tres, ya sea porque resbalamos felizmente en la ensoñación o nos sumergimos en el miedo, la ira, el autoodio y otros estados mentales negativos. La meditación es una técnica para despertar. El objetivo es salir del trance del pensamiento discursivo y, reflexivamente, dejar de desear lo agradable y de alejarnos de lo desagradable, para poder disfrutar de una mente libre de preocupaciones, una mente abierta como el cielo y tranquilamente consciente del flujo de la experiencia en el momento presente.
Cómo meditar
1 Siéntate cómodamente, con la espalda recta, en una silla o en el suelo sobre un cojín.
2 Cierra los ojos, inspira varias veces profundamente y nota los puntos de contacto de tu cuerpo con la silla o el suelo. Percibe las sensaciones relacionadas con la postura: sensación de presión, de calor, de hormigueo, de vibración, etc.
3 Gradualmente hazte consciente del proceso de la respiración. Pon tu atención en notar dónde sientes la respiración de un modo más claro: en los orificios nasales, o bien en el movimiento del abdomen que sube y baja.
4 Deja que tu atención se pose en la simple sensación de respirar. (No tienes que controlar la respiración. Solo tienes que soltarla y dejar que se produzca naturalmente.)
5 Cada vez que tu mente se despiste con algún pensamiento, vuélvela a llevar delicadamente a la respiración.
6 Mientras estás concentrado en el proceso de la respiración, también percibirás sonidos, sensaciones corporales o emociones. Cuando aparezcan estos fenómenos en tu conciencia, lo único que has de hacer es obsérvalos y luego volver a llevar tu atención a la respiración.
7 En el momento en que notes que te has perdido en los pensamientos, observa el pensamiento que tengas en ese momento como si fuera el objeto de tu conciencia. Después de observarlo vuelve a llevar tu atención a la respiración, o a los sonidos o sensaciones que aparezcan a continuación.
8 Sigue con esta práctica hasta que simplemente seas testimonio de todos los objetos de tu conciencia –imágenes, sonidos, sensaciones, emociones, incluso los propios pensamientos– cuando aparezcan, cambien y se vayan.
Para las personas que se inician en esta práctica generalmente es útil escuchar estas instrucciones en voz alta durante la sesión de meditación. En mi web encontrarás meditaciones guiadas de diferente duración.
La verdad del sufrimiento
Estoy sentado en una cafetería en el centro de Manhattan, tomando exactamente lo que me apetece (café), comiendo exactamente lo que me apetece (una galleta) y haciendo exactamente lo que me apetece (escribir este libro). Es un bonito día de otoño y muchas de las personas que caminan por la acera parecen irradiar buena suerte por todos sus poros. Las hay tan atractivas físicamente que empiezo a preguntarme si no será que hoy en día se puede aplicar el Photoshop al cuerpo humano. En ambas direcciones de esta calle, y varios cientos de metros en cada sentido, las tiendas venden joyas, obras de arte y ropa que ni siquiera el 1 % de la humanidad tiene alguna posibilidad de comprar.
Así pues, ¿a qué se refería Buda cuando hablaba del «estado de insatisfacción» (dukkha) de la vida? ¿Se refería solamente a los pobres y a los hambrientos? ¿O esas personas ricas y guapas resulta que sufren también? Por supuesto, el sufrimiento nos rodea por todas partes, incluso aquí, donde por ahora todo parece que vaya como una seda.
Primero de todo, lo más obvio: a unas cuantas manzanas de donde estoy sentado, hay hospitales, residencias de convalescencia, consultorios psiquiátricos y otros edificios cuya finalidad es mitigar, o simplemente contener, algunas de las formas más profundas de la miseria humana. Un hombre atropella a su propio hijo cuando sale de su casa marcha atrás. Una mujer se entera de que sufre un cáncer el día antes de su boda. Sabemos que a cualquier persona le puede pasar lo peor y en cualquier momento…, y la mayoría gastan una gran parte de su energía mental esperando que no les pase a ellas.
Todavía podemos encontrar otras formas de sufrimiento, incluso entre quienes parece que tienen todos los motivos para estar satisfechos en el presente. Aunque la riqueza y la fama garantizan muchas formas de placer, pocos nos hacemos la ilusión de que garanticen la felicidad. Cualquiera que tenga televisión o que lea un periódico habrá visto estrellas del cine, políticos, atletas profesionales y otras celebridades rebotar de un matrimonio a otro y de un escándalo al siguiente. Enterarnos de que una persona joven, atractiva, inteligente y con éxito es, pese a ello, adicta a las drogas o sufre una depresión clínica casi ya no nos causa sorpresa.
Sin embargo, lo insatisfactorio de la buena vida transcurre a una mayor profundidad. Aunque vivamos sintiéndonos a salvo entre una crisis y la siguiente, la mayoría de nosotros tenemos una amplia gama de emociones dolorosas todos los días. ¿Estás contento al levantarte por la mañana? ¿Cómo te sientes en el trabajo o cuando te miras al espejo? ¿Hasta qué punto te sientes satisfecho de lo que has hecho en tu vida? Del tiempo que compartes con tu familia, ¿cuánto lo pasas entregado al amor y al agradecimiento y cuánto lo pasas simplemente intentando ser feliz en compañía de otras personas? La vida es difícil incluso para los que tienen una suerte extraordinaria. Y cuando nos fijamos en lo que la hace difícil, vemos que todos somos prisioneros de nuestros propios pensamientos.
Y luego está la muerte, que nos vence a todos. La mayoría de la gente cree que solo tenemos dos formas de pensar en la muerte: temerla y hacer todo lo posible por ignorarla o negar que es real. La primera estrategia nos lleva a una vida de convencional mundanalidad y distracción –solo nos mueve el placer y el éxito, y el hacer todo lo posible para mantener la realidad de la muerte fuera de nuestro campo de visión–. La segunda estrategia es el territorio de la religión, que nos asegura que la muerte no es más que una puerta hacia otro mundo y que las mejores oportunidades de la vida llegan una vez finalizada la vida del cuerpo. Sin embargo, existe otro camino, y todo indica que es el único compatible con la honradez intelectual. Este camino es СКАЧАТЬ