Название: Diálogos de educación
Автор: Jose´ Manuel Arribas A´lvarez
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Biblioteca Innovación Educativa
isbn: 9788413189024
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La educación y la escuela se encuentran en una encrucijada ante los retos que plantea de una sociedad en continua transformación que condicionan su presente y su futuro. ¿Deben cambiar los tiempos escolares? ¿Han de desaparecer los deberes? ¿Han de ser transformadas las aulas? ¿Tiene futuro la escuela? ¿Cómo abrir las escuelas al entorno?
El tiempo es uno de los recursos fundamentales del sistema educativo; sin embargo, ¿es posible establecer una relación directa entre la cantidad de tiempo y los resultados escolares o dependen más de la calidad del tiempo empleado?
La respuesta técnicamente sencilla sería, como dicen los matemáticos: “si el resto de las cosas permanecen iguales, el resultado es directamente proporcional al tiempo”. La relación entre tiempo y aprendizaje no es lineal. Hasta cierto punto, sí es posible que a más tiempo más aprendizaje, pero a partir de un momento la relación se vuelve decreciente, es decir, una unidad añadida de tiempo ya no produce una unidad añadida de aprendizaje. Por tanto, no se puede mantener que, cuanto más tiempo, mejores resultados, pero tampoco que es igual cuánto tiempo emplees.
El tiempo es la principal variable del sistema educativo o una de las principales, porque estamos hablando de una actividad. Comprende, además, el tiempo del profesor, quien constituye el principal recurso del sistema educativo. Pero, además de entender la importancia del tiempo, es necesario considerar este en relación con las circunstancias concretas de cada colegio, cada alumno, el tipo de aprendizaje, la organización de la enseñanza y el aprendizaje, etc. De lo que sí podemos estar seguros es de que hay muchos alumnos que necesitan más tiempo y de que hay recortes de tiempo que son fatídicos para los alumnos.
Muchos de los centros que emprenden proyectos de innovación educativa piden flexibilidad de los tiempos para poder desarrollarlos. ¿Sería esto realmente posible o flexibilizar los tiempos conduciría a un desorden en el sistema escolar?
De hecho, es absolutamente imprescindible. Lo que llamamos orden en el tiempo, es decir, que todo el mundo haga lo mismo a la misma hora, durante el mismo tiempo, en el aula, tiene en realidad otra cara. Ese tiempo único provoca que un alumno se aburra y otro no llegue, que uno se encuentre en su mejor momento y otro en el peor. Ese es realmente el desorden, pero un desorden invisible. Si, por el contrario, tenemos en cuenta que las horas del día no son todas iguales, que los alumnos no tienen el mismo interés o capacidades, ni la misma base detrás, ni la misma manera de aprender, entonces nos encontramos con muchas maneras de aprender, con un desorden aparente, pero, sin duda, bastante más eficaz.
El tiempo, tal y como está organizado en la escuela, no tiene ninguna justificación. Tiene explicaciones genealógicas, hemos hecho de una escuela un sumatorio de aulas y de algunos cursos un sumatorio de asignaturas. Distribuimos el tiempo en horas porque es como los monjes se organizaban para rezar y, aunque actualmente en la escuela los períodos son de 45 o 50 minutos, los seguimos llamando horas. Los centros deberían ser capaces de combinar tiempos de todos con tiempos de equipos y con tiempos individuales. Eso permitiría flexibilizar los horarios.
Es decir, que esa complejidad no tendría por qué ser algo inasumible o costosísimo.
Lo que es costosísimo es el tiempo burocrático, ese orden aparente que se traduce en desorden interior no visible y que tiene que ver con cómo nos va.
La jornada escolar es también uno de los temas que suscitan más controversias. Hay padres que consideran que la jornada debería reducirse para permitir que los alumnos pudieran tener actividades que complementan su formación, y otros, por el contrario, consideran que debería extenderse entre la mañana y la tarde. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Mi opinión es justamente que debe haber diversidad de jornadas y posibilidad de organizar el horario escolar según economías de escala. Por ejemplo, imaginemos que viene un astronauta que va a contar su viaje a la Luna y queremos que lo oiga todo el colegio. Lo organizamos de manera que asistan todos a la vez, no da veinte conferencias, ni decimos al astronauta que lo escriba para que lo lean los profesores en sus grupos, cada uno a una hora. Aplicamos la economía de escala y hacemos una actividad de todos. Otras actividades, sin embargo, pueden requerir grupos o, incluso, mucho más pequeños. Hoy la escuela está organizada pensando en el aula, en un tiempo homogéneo, aunque en la práctica muy poco de ese tiempo se utiliza de manera rentable.
En mi opinión, la jornada ideal es una jornada para todos, en la que la gente pudiera llegar a horas distintas, dentro de un margen razonable, y marcharse a horas distintas. Hay alumnos a los cuales les espera un profesor de piano o un monitor de esquí, porque tienen dinero para ello. Y lo que pueda hacer cada familia no se lo vamos a prohibir. Pero otros no tienen nada o tienen muy poco. Para esos otros es muy importante la escuela, es decir, la institución como recinto equipado, en el que pueden recibir extraescolares, apoyos, etc. Pero también puede ser un tiempo estrictamente escolar, para gente que necesite más tiempo de explicación del profesor o del ayudante del profesor o estar con sus compañeros para que le expliquen más veces el cálculo, la raíz cuadrada, qué pasó con los visigodos o cómo se arregla un enchufe; en fin, aquello que estén haciendo y aprendiendo. Por eso creo que todas las políticas que supongan restringir la jornada (casi siempre con el fin de que los profesores salgan antes) pueden ser nefastas para aquellos grupos de población que son más vulnerables o más sensibles.
El calendario escolar es otro de los puntos de conflicto. El período estival limita la continuidad del aprendizaje, pero, además, en el caso de los exámenes extraordinarios los resultados son muy escasos. Este es un problema grave para nosotros, que tenemos resultados de repetición por encima del doble de la media de los países de la OCDE. ¿Sería una propuesta de mejora modificar el calendario de las pruebas extraordinarias y aproximarlas a la finalización del curso escolar?
Se trata de dos cuestiones distintas, y ambas han suscitado debate: la distribución del calendario como tal a lo largo del año y el número de días, si son suficientes o no. Al igual que ocurre con el tema de la jornada, existe una presión constante para que el curso empiece lo más tarde posible y acabe lo antes posible y por introducir más fiestas. Sin duda, se puede discutir sobre las condiciones de trabajo del profesor, pero lo que no puede ocurrir es que las pretensiones laborales de los profesores condicionen el calendario, la jornada o el horario de los alumnos.
Creo que hay muy buenas razones para distribuir más homogéneamente el calendario y seguramente también para prolongarlo, por lo menos como oportunidad para algunos sectores de la población. Esa caída de que hablabas no solamente se registra en los que vienen a examinarse a la convocatoria extraordinaria después del verano, se registra en todos. Algunas investigaciones han hecho pruebas de capacidad o académicas a todos los alumnos nada más terminar el curso escolar y nada más empezar el siguiente y siempre ha resultado que las diferencias entre unos alumnos y otros, que la escuela a veces consigue eliminar o mitigar, vuelven otra vez durante el verano. Lógico, porque abandonamos a los alumnos a su suerte y esta no está igualmente distribuida.
En todo caso, sí que parece inevitable o incluso positivo que se produzca un período sin actividad escolar.
Sí, pero no tienen por qué consistir en un verano más largo. El mismo calendario con el que contamos se podría distribuir mejor. Son discusiones diferentes, una, cómo se distribuye el calendario que hay, y otra, cuántas jornadas académicas puede y debe haber.
¿Qué opinas sobre la situación de Japón, donde la permanencia de los profesores en el centro es sensiblemente superior a la nuestra, pero sin tener más horas de clase? ¿Qué función tienen esas СКАЧАТЬ