Sigmund Freud: Obras Completas. Sigmund Freud
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Название: Sigmund Freud: Obras Completas

Автор: Sigmund Freud

Издательство: Ingram

Жанр: Зарубежная психология

Серия: biblioteca iberica

isbn: 9789176377437

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СКАЧАТЬ clásico de tal sugestión lo tendríamos cuando el médico dice a un sujeto hipnotizado: «Su brazo debe quedar en la posición en que yo lo coloco», apareciendo a continuación el fenómeno de la catalepsia; o bien cuando el médico vuelve a levantar el brazo del sujeto cada vez que éste lo deja caer, hasta que aquél adivina que quiere verle levantado. En otras ocasiones, empero, hablamos de sugestión cuando el mecanismo de origen es evidentemente distinto. Así, por ejemplo, en muchos sujetos hipnotizados aparece la catalepsia sin la menor orden previa: el brazo levantado permanece así espontáneamente, o el sujeto hipnotizado conserva la posición en la cual fue dormido, a menos que se intervenga en sentido contrario. Bernheim también llama «sugestión» a este fenómeno, declarando que la posición se sugeriría a sí misma su propio mantenimiento; pero en este caso la parte desempeñada por el estímulo exterior es evidentemente menor, y la del estado fisiológico del sujeto mismo, que coarta todo impulso al cambio de posición, indudablemente mayor que en los casos anteriores. La diferencia entre una sugestión directa (psíquica) y una indirecta (fisiológica) quizá se advierta más claramente en el siguiente ejemplo. Si le digo a un sujeto hipnotizado: «Su brazo derecho está paralizado; no puede moverlo», estoy impartiendo una sugestión psíquica directa. En lugar de ello, Charcot aplica un leve golpe sobre el brazo del hipnotizado [y el sujeto queda incapacitado para moverlo] o le dice: «¡Mire esa cara tan horrible; golpéela!», y el sujeto la golpea, dejando caer luego el brazo, paralizado. (Leçons du Mardi a la Salêtrière, tomo I, 188-1888.) En estos dos casos, el estímulo exterior ha comenzado por producir en el brazo una sensación de agotamiento doloroso, la cual sugiere a su vez la parálisis, espontánea e independientemente de toda intervención del médico, si es que en estas condiciones puede hablarse aún de «sugestión». En otras palabras, no se trata, en estos casos, de sugestión, sino más bien de una estimulación a autosugestiones, las cuales, como fácilmente se advierte, entrañan un factor objetivo, independiente de la voluntad del médico, y revelan una conexión entre diversos estados de inervación o de excitación en el sistema nervioso. Es a causa de tales autosugestiones que se originan las parálisis histéricas espontáneas, y la tendencia a las mismas es mucho más característica de la histeria que la sugestibilidad por el médico, con la cual aquélla no parece guardar paralelo alguno .

      No es necesario destacar que también Bernheim recurre con la mayor asiduidad a tales sugestiones indirectas; es decir, a estimulaciones de la autosugestión. Su método para inducir el sueño, tal como lo describe en las primeras páginas de este libro, es esencialmente un método mixto; es decir, la sugestión abre de golpe las puertas que para la autosugestión se abrirían lentamente por sí mismas.

      Las sugestiones indirectas, en las cuales una serie de eslabones intermedios surgidos de la propia actividad del sujeto se insertan entre el estímulo exterior y el resultado, siguen siendo, a pesar de todo, procesos psíquicos, pero ya no se hallan expuestas a la plena luz de la consciencia, que ilumina, en cambio, las sugestiones directas. En efecto, estamos mucho más acostumbrados a concentrar nuestra atención en las percepciones exteriores que en los procesos internos. Por tanto, las sugestiones o autosugestiones indirectas pueden ser calificadas como fenómenos fisiológicos no menos que psíquicos, y el término «sugestión» adquiere el mismo significado que la provocación recíproca de estados psíquicos, de acuerdo con las leyes de la asociación. La oclusión de los ojos lleva al sueño porque está vinculada a la representación del sueño, como una de sus más constantes manifestaciones acompañantes: una de las partes de los fenómenos del sueño sugiere los demás fenómenos que integran la manifestación total del sueño. Este proceso de vinculación radica en la disposición misma del sistema nervioso, y no en el arbitrio del médico; no puede ocurrir, a menos que se funde en alteraciones de la excitabilidad de las partes respectivas del cerebro, en la inervación de los centros vasomotores, etc., y presenta así una faz psicológica a la vez que una fisiológica. Como es el caso con cualquier otra conexión entre estados del sistema nervioso, también ésta puede desarrollarse en ambas direcciones. La representación de dormir puede llevar a sensaciones de fatiga en los ojos y en los músculos, y a un estado correspondiente de los centros vasomotores; en otras ocasiones, el estado de la musculatura o un estímulo que actúe sobre los nervios vasomotores pueden, de por sí, despertar al durmiente, y así sucesivamente. Sólo cabe decir que sería tan unilateral considerar únicamente la faz psicológica del proceso como atribuir a la inervación vascular toda la responsabilidad de los fenómenos de la hipnosis.

      ¿Cómo afecta todo esto la antítesis entre los fenómenos psíquicos y los fisiológicos de la hipnosis? Aquélla podía ser significativa mientras se concibiese la sugestión como una influencia psíquica directa ejercida por el médico, que a su gusto podía imponer cualquier sintomatología al sujeto hipnotizado; pero dicha antítesis pierde su significado en cuanto se reconoce que aun la sugestión sólo puede desencadenar series de manifestaciones que están basadas en las particularidades funcionales del sistema nervioso del sujeto, y que en la hipnosis se hacen sentir también otras características del sistema nervioso, además de la sugestibilidad. Aún cabría preguntar si todos los fenómenos de la hipnosis deben pasar en algún punto a través de la esfera psíquica, o sea si los cambios de excitabilidad que ocurren en la hipnosis siempre afectan únicamente la corteza cerebral, pues éste es el único sentido que dicha pregunta admite. Al verterla así en otros términos parecería que ya hubiésemos decidido su respuesta. En efecto, no hay justificación alguna para establecer tal contraste entre la corteza cerebral y el resto del sistema nervioso: es improbable que una modificación funcional tan profunda de la corteza cerebral no sea acompañada por importantes alteraciones de la excitabilidad en las demás partes del encéfalo. No poseemos ningún criterio que nos permita discernir exactamente un proceso psíquico de otro fisiológico, un acto que ocurre en la corteza cerebral de otro que tiene lugar en los centros subcorticales, pues la «consciencia», sea ésta lo que fuere, no forma parte de todas las actividades de la corteza cerebral ni corresponde a cualquiera de ellas siempre en igual medida; no es una cosa vinculada a ninguna localización particular en el sistema nervioso. Creo, por consiguiente, que la cuestión de si la hipnosis exhibe fenómenos psíquicos o fenómenos fisiológicos debe ser rechazada en estos términos generales, subordinando la decisión a una investigación particular para cada fenómeno individual.

      En este sentido me considero con derecho a afirmar que la obra de Bernheim, aunque, por un lado, trasciende el campo de la hipnosis, deja, por el otro, una parte del tema fuera de consideración. Cabe esperar, sin embargo, que también los lectores alemanes de la obra de Bernheim tengan ahora la oportunidad de reconocer cuán instructiva y valiosa es la contribución de dicho autor al describir el hipnotismo desde el punto de vista de la sugestión.

      Viena, agosto de 1888.

      NOTAS DEL TRADUCTOR

      En el capítulo II de la obra citada (pág. 34 de la traducción alemana), Bernheim describe la hipnosis de un sujeto «de temperamento nervioso», señalando dos párrafos más adelante que «se trata de un hombre inteligente, que no es histérico ni nervioso en absoluto». Freud agrega la siguiente nota:

      Me veo obligado a señalar esta contradicción del autor, que acaba de calificar al mismo enfermo de naturellement nerveux.

      En el capítulo IV («Manifestaciones orgánicas de la hipnosis»), al referir el autor las observaciones de «estigmas» por extravasación sanguínea efectuadas en sujetos sugestionados por Mabille, citando el caso famoso de la «estigmatizada» Louise Lateau, agrega Freud (pág. 72) :

      Véanse las experiencias similares realizadas por Jendrássik (Neurol. Centralblatt, núm. 11, 1888) y por Krafft-Ebing.

      En el capítulo VIII («Teoría del autor para explicar los fenómenos de la sugestión»), Bernheim establece que «las manifestaciones hipnóticas… obedecen exclusivamente a la sugestión, es decir, a la influencia ejercida por una idea sugerida y aceptada por el cerebro. Pero lo más notable en el sujeto hipnotizado es su automatismo… Este parece ser, a primera vista, un estado no natural y antifisiológico…» Para restablecer la conexión entre los fenómenos hipnóticos СКАЧАТЬ