Mitología Inca. Javier Tapia
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Название: Mitología Inca

Автор: Javier Tapia

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Colección Mythos

isbn: 9788418211102

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СКАЧАТЬ más allá de las montañas, en pleno Amazonas, donde sí había supuestos salvajes a los que se debía despojar de sus bienes materiales para salvar su alma, y a los que la selva ha protegido tanto de incas como de hispanos.

      Este es el marco del laberinto de la mitología inca, y donde iniciamos nuestro viaje en el que esperamos que nos acompañe.

      J.T.R.

      I: Cosmogonía inca

      El mundo se levanta

      sobre cuatro pilares,

      en los Andes

      está uno de ellos.

      La cosmovisión de los pueblos andinos, a pesar de los conocimientos astronómicos que constata su calendario, habla poco de la formación del universo y del mundo como lo hacen otras mitologías.

      Por otra parte, la mitología inca debería dividirse al menos en tres periodos: la legendaria, a la cual le adjudican entre dos y tres mil años de historia; la pre estatal o pre-expansión, con novecientos años dentro de nuestra era; y la estatal o imperial, que va del siglo XIV hasta la llegada de los españoles, cuando Atahualpa, “el falso Inca”, jura devoción y sumisión a Carlos I de España.

      Los conquistadores tardaron por lo menos treinta y cinco años en doblegar al Imperio inca, y lo hicieron siguiendo y copiando la organización existente, aunque de manera poco eficiente, para que los pueblos andinos no se les escaparan entre la selva y las montañas dejándolos sin tributos. Los pueblos andinos tenían que seguir creyendo en la cuasi divinidad y mando del gran Inca, su gobernante principal, para que los españoles pudieran medrar, recaudar y robar sus riquezas.

      Tenochtitlan cayó en pocos días, entre otras cosas, porque su imperio tenía muchos enemigos dentro y fuera de sus fronteras, mientras que el Imperio inca contaba con la simpatía de los pueblos sobre los cuales se había expandido.

      Según las leyendas, Manco Cápac fue dios y hombre, que junto con su esposa funda el primer Imperio inca en el Cuzco, un imperio que no conquista ni se expande, pero que lleva la palabra de la creación y se preocupa por la educación de sus vecinos. Hay quien sitúa a Manco Cápac en el principio de los principios, pero según otros su reinado es relativamente reciente y debe situarse sobre el año 1200 de nuestra era.

      Antes de esto, ya existen el Cuzco, Tiahuanaco, Nazca y Titicaca, e incluso el puerto del Callao, y es ahí donde se inician los mitos que nutrirán después la mitología inca, como es el caso de Viracocha, deidad de la milenaria Tiahuanaco, que va a ser recuperado en la época estatal del Imperio para darle cuerpo al rito solar, y aprovechado por la Iglesia católica para introducir el monoteísmo al asimilar a Viracocha, el Creador, con su Jehová, que también es un ser creador.

      Por supuesto, el catolicismo en nuestros días está muy lejos de ser monoteísta con sus santos, vírgenes y ángeles, e incluso demonios, instalados en la corte celestial, pero en el siglo XVI la curia romana apostaba por un solo dios que era hijo y padre al mismo tiempo, y un espíritu santo que animaba a ambos y los unificaba, para que siendo tres, fueran solo uno; y Viracocha, que también tuvo un descendiente o reencarnación como dios del terremoto, Pachacámac, que si bien no era un ungido de elevadas convicciones morales, sí se le pudo asimilar con el Cristo de los Milagros, patrón de varios pueblos de la costa central del actual Perú.

      De hecho, para la curia romana de nuestros días solo existen Dios y el hombre, ni siquiera la mujer, a pesar de que Juan XXIII les haya otorgado el alma en el Aggiornamento de 1959, Jehová y su creación masculina, nada más, por más que el Vaticano tolere, debido en buena medida a la Conquista y los sincretismos necesarios, a vírgenes, cristos y santos de todos los colores y dones.

      Pilar del mundo

      No faltan los grupos esotéricos, como los teosóficos y rosacruces, que se han sumado a la fascinación mágica del laberinto inca, y sitúan a los Andes en la categoría de pilar del mundo, lo mismo que al Tíbet, donde a menudo se reúne la Hermandad Blanca para decidir el futuro del planeta.

      Si cae este pilar, el mundo se viene abajo, porque no es solo punto de reunión, sino centro energético que, unido a los otros tres pilares, crean una red electromagnética que protege al mundo de meteoritos y ataques extraterrestres.

      No son pocas las leyendas que a lo largo y ancho del mundo hablan de una época oscura hace once mil años, es decir, nueve mil años antes de nuestra era, con guerras nucleares entre los dioses, o los humanos de aquellos tiempos, con inundaciones, terremotos y catástrofes de todo tipo, creando desiertos donde antes había selvas frondosas, como es el caso del desierto de Atacama en el norte de Chile, el del Sahara en África, y el del Gobi en Mongolia.

      Las enigmáticas figuras del desierto de Atacama

      Como en Nazca, Atacama presenta grandes figuras talladas en el suelo, entre las ciudades de Antofagasta y Arica, que miden entre diez y trescientos metros, y que nadie sabe qué significan ni quién las hizo, pero que pueden tener entre diez y doce mil años de antigüedad.

      El misterio no queda ahí, porque tampoco nadie sabe exactamente cómo se formó un desierto tan árido y salino entre montañas de bosques húmedos y vegetación exuberante. Por supuesto, hay estudios y teorías científicas al respecto, que nos llevan a por lo menos tres millones y medio de años en la antigüedad, con el sistema de desiertos de los Andes y la Costa del Pacífico, y la posibilidad de que Atacama haya sido un lecho marino empujado tierra adentro por la acción de las capas tectónicas. Sin embargo, y en lugar de aclarar las cosas, estas bases científicas alimentan aún más las leyendas, ya que abren la puerta a la posibilidad de que la humanidad, o una humanidad anterior, haya vivido en aquellas épocas, conociendo tal vez a los últimos dinosaurios y dejando su impronta sobre el mismo suelo o en piedras labradas, como las de Ica, en pleno Perú, que tanta polémica han causado.

      Piedra tallada de Ica

      Para ser un fraude, las piedras de Ica son demasiadas, hay miles de ellas, están formadas por andesita, es decir, son piedras del mesozoico, era de los dinosaurios con cien millones de años de edad, por lo menos, labradas posteriormente, pero no se sabe cuándo, aunque sí se sabe que las piedras han sufrido el proceso natural de hacerse más calizas y blandas con el paso de millones de años, junto con el labrado, que en muchos casos resulta anacrónico, ya que en algunos casos las figuras de los dinosaurios van acompañadas de objetos voladores u operaciones quirúrgicas modernas.

      La ciencia, por supuesto, no puede validarlas, porque al hacerlo tendría que aceptar que algunas leyendas son más ciertas que la realidad impuesta por el pensamiento académico, y eso, desde un punto de vista occidental y científico, simplemente no debe ni puede ser.

      Pero las piedras están ahí, pueden verse y tocarse, analizarse y estudiarse, corroborar su edad y la edad de su tallado, por fuera de lugar que este parezca.

      ¿De qué estamos hablando?

      ¿De otras humanidades?

      ¿De la misma humanidad mucho más vieja de lo que parece?

      ¿De una humanidad que ha ido y venido de y hacia otros planetas cuando las cosas se han puesto mal en este mundo?

      ¿De vimanas sobre el Perú volando entre dinosaurios?

      ¿De СКАЧАТЬ