Las Celebraciones Dominicales en ausencia de presbítero. Varios autores
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СКАЧАТЬ clero no permite garantizar la presencia del sacerdote en cada comunidad parroquial. La Iglesia, considerando el caso de la imposibilidad de la celebración eucarística, recomienda convocar Asambleas dominicales en ausencia del sacerdote,48 según las indicaciones y directrices de la Santa Sede y cuya aplicación se confía a las Conferencias Episcopales.49 El objetivo, sin embargo, debe seguir siendo la celebración del sacrificio de la misa, única y verdadera actualización de la Pascua del Señor, única realización completa de la asamblea eucarística que el sacerdote preside in persona Christi, partiendo el pan de la Palabra y de la Eucaristía. Se tomarán, pues, todas las medidas pastorales que sean necesarias para que los fieles que están privados habitualmente, se beneficien de ella lo más frecuentemente posible, bien facilitando la presencia periódica de un sacerdote, bien aprovechando todas las oportunidades para reunirlos en un lugar céntrico, accesible a los diversos grupos lejanos.

      EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL «SACRAMENTUM CARITATIS»

      (Benedicto XVI, 22 febrero 2007)

      Asambleas dominicales en ausencia de sacerdote

      75. Al profundizar en el sentido de la celebración dominical para la vida del cristiano, se plantea espontáneamente el problema de las comunidades cristianas en las que falta el sacerdote y donde, por consiguiente, no es posible celebrar la santa misa en el día del Señor. A este respecto, se ha de reconocer que nos encontramos ante situaciones bastante diferentes entre sí. El Sínodo, ante todo, ha recomendado a los fieles acercarse a una de las iglesias de la diócesis en que esté garantizada la presencia del sacerdote, aun cuando eso requiera un cierto sacrificio.50 En cambio, allí donde las grandes distancias hacen prácticamente imposible la participación en la Eucaristía dominical, es importante que las comunidades cristianas se reúnan igualmente para alabar al Señor y hacer memoria del día dedicado a Él. Sin embargo, esto debe realizarse en el contexto de una adecuada instrucción acerca de la diferencia entre la santa misa y las Asambleas dominicales en ausencia de sacerdote. La atención pastoral de la Iglesia se expresa en este caso vigilando para que la liturgia de la Palabra, organizada bajo la dirección de un diácono o de un responsable de la comunidad, al que le haya sido confiado debidamente este ministerio por la autoridad competente, se cumpla según un ritual específico elaborado por las Conferencias episcopales y aprobado por ellas para este fin.51 Recuerdo que corresponde a los Ordinarios conceder la facultad de distribuir la comunión en dichas liturgias, valorando cuidadosamente la conveniencia de la opción. Además, se ha de evitar que dichas asambleas provoquen confusión sobre el papel central del sacerdote y la dimensión sacramental en la vida de la Iglesia. La importancia del papel de los laicos, a los que se ha de agradecer su generosidad al servicio de las comunidades cristianas, nunca ha de ocultar el ministerio insustituible de los sacerdotes para la vida de la Iglesia.52 Así pues, se ha de vigilar atentamente para que las Asambleas en ausencia de sacerdote no den lugar a puntos de vista eclesiológicos en contraste con la verdad del Evangelio y la tradición de la Iglesia. Es más, deberían ser ocasiones privilegiadas para pedir a Dios que mande sacerdotes santos según su corazón. A este respecto, es conmovedor lo que escribía el papa Juan Pablo II en la Carta a los Sacerdotes para el Jueves Santo de 1979, recordando aquellos lugares en los que la gente, privada del sacerdote por parte del régimen dictatorial, se reunía en una iglesia o santuario, ponía sobre el altar la estola que conservaba todavía y recitaba las oraciones de la liturgia eucarística, haciendo silencio «en el momento que corresponde a la transustanciación», dando así testimonio del ardor con que «desean escuchar las palabras, que solo los labios de un sacerdote pueden pronunciar eficazmente».53 Precisamente en esta perspectiva, teniendo en cuenta el bien incomparable que se deriva de la celebración del Sacrificio eucarístico, pido a todos los sacerdotes una activa y concreta disponibilidad para visitar lo más a menudo posible las comunidades confiadas a su atención pastoral, para que no permanezcan demasiado tiempo sin el Sacramento de la caridad.

      EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL «VERBUM DOMINI»

      (Benedicto XVI, 30 septiembre 2010)

      Celebraciones de la Palabra de Dios

      65. Los Padres sinodales han exhortado a todos los pastores a promover momentos de celebración de la Palabra en las comunidades a ellos confiadas:54 son ocasiones privilegiadas de encuentro con el Señor. Por eso, dicha práctica comportará grandes beneficios para los fieles, y se ha de considerar un elemento relevante de la pastoral litúrgica. Estas celebraciones adquieren una relevancia especial en la preparación de la Eucaristía dominical, de modo que los creyentes tengan la posibilidad de adentrarse más en la riqueza del Leccionario para orar y meditar la Sagrada Escritura, sobre todo en los tiempos litúrgicos más destacados, Adviento y Navidad, Cuaresma y Pascua. Además, se recomienda encarecidamente la celebración de la Palabra de Dios en aquellas comunidades en las que, por la escasez de sacerdotes, no es posible celebrar el sacrificio eucarístico en los días festivos de precepto. Teniendo en cuenta las indicaciones ya expuestas en la Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis sobre las Asambleas dominicales en ausencia de sacerdote,55 recomiendo que las autoridades competentes confeccionen directorios rituales, valorizando la experiencia de las Iglesias particulares. De este modo, se favorecerá en estos casos la celebración de la Palabra que alimente la fe de los creyentes, evitando, sin embargo, que esta se confunda con las celebraciones eucarísticas; es más, «deberían ser ocasiones privilegiadas para pedir a Dios que mande sacerdotes santos según su corazón».56

      Además, los Padres sinodales han invitado a celebrar también la Palabra de Dios con ocasión de peregrinaciones, fiestas particulares, misiones populares, retiros espirituales y días especiales de penitencia, reparación y perdón. Por lo que se refiere a las muchas formas de piedad popular, aunque no son actos litúrgicos y no deben confundirse con las celebraciones litúrgicas, conviene que se inspiren en ellas y, sobre todo, ofrezcan un adecuado espacio a la proclamación y a la escucha de la Palabra de Dios; en efecto, «en las palabras de la Biblia, la piedad popular encontrará una fuente inagotable de inspiración, modelos insuperables de oración y fecundas propuestas de diversos temas».57

      II. ESTUDIOS Y REFLEXIONES

      INTRODUCCIÓN

      En este capítulo ofrecemos algunos estudios y reflexiones sobre las ADAP. Los dos primeros son dos interesantes artículos anteriores al Directorio: el de Mn. Xavier Parés, que en el año 1980 ya recogía las experiencias de Francia y aportaba criterios para unas posibles ADAP; y el de Mons. Piero Marini, escrito poco antes de la publicación del Directorio, que apunta las principales intuiciones que después recogerá el documento oficial y que mantienen toda su vigencia. A continuación, dos artículos muy importantes: los comentarios que hacen al Directorio los obispos Pere Tena y Julián López, justo cuando acababa de ser publicado.

      También incluimos una interesante propuesta pastoral en la diócesis de Zaragoza, una sencilla pero vivida experiencia en la comarca del Penedés, y el capítulo que a las ADAP dedicó el padre José Aldazábal en su libro sobre los ministerios. A continuación, el autor de este Dossier CPL, Xavier Aymerich, recuerda los criterios que hay que tener en cuenta para aplicar correctamente las ADAP en nuestras diócesis.

      Finalmente, recogemos algunos comentarios recientes sobre la experiencia de las ADAP en aquellos lugares donde ya se han empezado a desarrollar. Puede sorprender el artículo de Mercè Solé en que explica un caso vivido en la Cerdaña francesa, pero la realidad es que se pueden dar soluciones diversas a una misma problemática y, por esto, está bien conocerlas, valorarlas y tomar nota para aplicar lo más conveniente en cada caso.

      LAS ASAMBLEAS DOMINICALES EN AUSENCIA DE PRESBÍTERO58

      Xavier Parés

      Introducción

      Uno de los problemas pastorales que se plantean en la Iglesia de hoy, es el modo o forma de la celebración dominical o Día del Señor.

      El СКАЧАТЬ