Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina. Pablo González Casanova
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СКАЧАТЬ porque por su intermedio se comprende la dinámica de las relaciones de clase. Además, la configuración en un momento determinado de los aspectos institucionales no puede comprenderse sino en función de las estructuras de dominio. En consecuencia, también es por intermedio de su análisis que se puede captar el proceso de transformación del orden político institucional.[23]

      Si la sociología del poder y la dependencia está enfrascada en deslegitimar los argumentos de la CEPAL y la sociología de la modernización, González Casanova, sin menospreciar este debate, expone su visión del desarrollo latinoamericano. Las mismas preguntas se transforman en una crítica al conjunto de las relaciones sociales de producción y a las estructuras de poder y explotación.

      La desigualdad está ligada a la idea de riqueza, de consumo, de participación, que son analizadas en los individuos —o las naciones— como atributos o variables, en sus distribuciones y correlaciones. La asimetría está ligada a la idea de poder y dominio; es analizada indirectamente como pre-dominio o dependencia, como monopolización de la economía, del poder, de la cultura de una nación por otra; o directamente como influencia económica, política y psicológica que los hombres o las naciones con poder, riqueza, prestigio, ejercen sobre los que carecen de ellos o los tienen en grado menor. En esta última forma de análisis se estudian los actos, o secuencias y confluencias de actos, en los que aparece la asimetría y la irreversibilidad, con análisis de grupos experimentales o para-experimentales.

      Y a continuación sentencia:

      Al señalar la pertinencia de una sociología de la explotación como contribución específica al estudio de la realidad social latinoamericana, González Casanova funda su propuesta teórica. Bajo las relaciones sociales de explotación y dominio, las categorías básicas provenientes de la sociología del poder cambian su significado. Poder, desigualdad y desarrollo ahora son parte constituyente de un proceso más amplio que las integra y redefine: la sociología de la explotación.

      Nunca abandonará esta praxis teórica. A su primera propuesta, realizada en 1968, le han seguido nuevas consideraciones, cuya cúspide se encuentra, momentáneamente, en su conceptualización de 1998. Consciente de los cambios producidos en las últimas dos décadas del siglo XX, asienta su propuesta de explotación global:

      En contrapartida, la sobredimensión de las estructuras sociales de poder y dominio —unida al olvido y menosprecio del estudio de las relaciones sociales de explotación manifestadas por los teóricos “dependentistas” y “desarrollistas”— hizo de la sociología del poder una rama dominante desde la cual resultó imposible visualizar las relaciones sociales de explotación como parte fundamental del orden social existente. Al respecto, en 1974 y durante la celebración del XI Congreso Latinoamericano de Sociología en San José de Costa Rica, Agustín Cueva hizo la crítica más mordaz a este tipo de análisis: