Название: Tirso de Molina
Автор: Tirso de Molina
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
isbn: 4057664182555
isbn:
bien es que antes de ir allá
en el mundo nos venguemos.
JORNADA SEGUNDA
ESCENAS I a XV
[Galván, Escalante y otros rufianes compañeros de Enrico tienen concertado para aquella noche un robo en la casa de Octavio el Genovés. Mientras aquéllos hacen los preparativos, Enrico va a cuidar de su padre Anareto.]
Enrico.
Pues mientras ellos se tardan,
y el manto lóbrego aguardan
que su remedio ha de ser,
quiero un viejo padre ver
que aquestas paredes guardan.
Cinco años ha que le tengo
en una cama tullido,
y tanto a estimarle vengo,
que, con andar tan perdido,
a mi costa le mantengo.
···············
De lo que de noche puedo,
varias casas escalando,
robar con cuidado o miedo,
voy su sustento aumentando,
y a veces sin él me quedo.
Que esta virtud solamente
en mi virtud distraída
conservo piadosamente:
que es deuda al padre debida
el serle el hijo obediente.
···············
(Descubre su padre en una silla.)
Aquí está; quiérole ver.
Durmiendo está, al parecer.
¿Padre?
Anareto.
¡Mi Enrico querido!
Enrico.
Del descuido que he tenido
perdón espero tener
de vos, padre de mis ojos.
¿Heme tardado?
Anareto.
No, hijo.
Enrico.
No os quisiera dar enojos.
Anareto.
En verte me regocijo.
Enrico.
No el sol por celajes rojos
saliendo a dar resplandor
a la tiniebla mayor
que espera tan alto bien
parece al día tan bien
como vos a mí, señor.
Que vos para mí sois sol,
y los rayos que arrojáis
dese divino arrebol,
son las canas con que honráis
este reino.
Anareto.
Eres crisol
donde la virtud se apura.
Enrico.
¿Habéis comido?
Anareto.
Yo, no.
Enrico.
Hambre tendréis.
Anareto.
La ventura
de mirarte me quitó
la hambre.
Enrico.
No me asegura,
padre mío, esa razón,
nacida de la afición
tan grande que me tenéis;
pero agora comeréis,
que las dos pienso que son
de la tarde. Ya la mesa
os quiero, padre, poner.
Anareto.
De tu cuidado me pesa.
Enrico.
Todo esto y más ha de hacer
el que obediencia profesa.
(Del dinero que jugué [Aparte.]
un escudo reservé
para comprar qué comiese;
porque, aunque al juego le pese,
no ha de faltar esta fe.)
Aquí traigo en el lenzuelo,
padre mío, qué comáis.
Estimad mi justo celo.
Anareto.
Bendito, mi Dios, seáis
en la tierra y en el cielo,
pues que tal hijo me distes,
cuando tullido me vistes,
que mis pies y manos sea.
Enrico.
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