Aproximaciones a la filosofía política de la ciencia. Отсутствует
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      Todo lo demás no será más que abrir las puertas al dominio estalinista de la cultura por las bajas pasiones del poder del grupo dominante.

      Lakatos calificó a la posición de Polanyi de estalinista y elitista. Elitista por su formulación epistemológica, estalinista por sus consecuencias políticas de dirección sin oposición. Él, también de origen húngaro como Polanyi, pero, a diferencia suya, con muchas más razones para combatir el autoritarismo estalinista, puesto que era un exiliado de la revolución del 56, conocía bien el trasfondo autoritario de algunas epistemologías, un trasfondo que se sustenta sobre la autenticidad de ciertos componentes tácitos e inaccesibles desde fuera. No es casualidad que Polanyi desarrollase cada vez más sus ideas como una forma de sustentar la religión en una sociedad científica, pues se deduce inmediatamente de sus postulados la autonomía igual de la república de la iglesia.

      

       El descubrimiento de la diferencia. O la contracultura como gobernanza

      El tercer modelo que resuelve el problema de Platón surge en los años inmediatamente posteriores al periodo que hemos venido examinando, y tiene que ver con lo que Theodore Roszack denominó en un best-seller del momento "el nacimiento de una contracultura". Los años sesenta, en la culminación del desarrollismo y de la Guerra Fría, fueron también el marco temporal de un sentimiento de malestar que recorrió los campus universitarios y que se expresó en varios movimientos sociales bien conocidos. En los años sesenta se extendió lo que podemos llamar un malestar dentro de las nuevas sociedades del bienestar, que coincidió con la primavera de Praga y, en general, con un movimiento generalizado de cambio y disidencia frente a las ideologías más asentadas. La fragmentación de lo que se llamó los grandes relatos fue la regla más que la excepción. Surgieron los movimientos de liberación del tercer mundo, se extendieron las guerrillas o las guerras abiertas, modificando las asentadas estrategias de los partidos de izquierda, surgieron los movimientos ecologistas como reacción a los primeros accidentes en las centrales nucleares, el movimiento sufragista se convirtió en un movimiento feminista con reivindicaciones generales sobre la vida cotidiana, surgió, en general, una resistencia cultural a lo que se denominó la racionalidad científica. Surgieron las bases de lo que ha sido la cultura más extendida en los circuitos académicos en los últimos treinta años. Fue el descubrimiento de la diferencia como reivindicación nuclear de una nueva forma cultural en la que aún vivimos, o quizá, en la que hemos comenzado a existir de forma.