Название: Aproximaciones a la filosofÃa polÃtica de la ciencia
Автор: ОтÑутÑтвует
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
isbn: 9786070252570
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Para lo que el sistema educativo tendría a su cargo el convencer a los ciudadanos de este respeto por los valores de la excelencia. "En una sociedad ideal libre, la formación y diseminación de las convicciones morales deberían tener lugar bajo la guía de los líderes intelectuales, diseminándose sobre miles de dominios especiales y compitiendo en todo punto por el asentimiento del público." 21
Todo lo demás no será más que abrir las puertas al dominio estalinista de la cultura por las bajas pasiones del poder del grupo dominante.
Las palabras de Polanyi se comentan por sí mismas, son una solución que recuerda mucho a la que el propio Platón propone como respuesta al caso Sócrates en La República, la sumisión de los ciudadanos a un orden que emane de la dirección de una comunidad animada por las más excelsas virtudes intelectuales. Parecería que es una posición que no merecería ser discutida, pero hay numerosas razones para sostener lo contrario. La primera es que coincide en buena medida con el imaginario interno de muchos, casi todos, por no decir la totalidad, de los miembros de las comunidades científicas. Cada vez que reaccionan ante lo que consideran intromisiones del poder en sus propios planes de investigación, lo hacen con respuestas muy similares a las de Polanyi, de las que sólo difieren en el grado de corrección política. La segunda razón es que la epistemología de Polanyi, lejos de haber sido abandonada, ha ido creciendo en importancia y conforma las bases de la epistemología con más fuerza académica, la que ha sido denominada "giro de las prácticas", que se basa en el comunitarismo asentado en el reconocimiento mutuo de destrezas y valores en el marco local de una comunidad o, como ha denominado recientemente una conocida socióloga, de una "cultura epistémica". 22 La tercera razón es de orden externo, pero no puedo dejar de citarla: las ideas de Polanyi formaron parte y forman parte cada vez más, no ya de una epistemología política, sino también de una política epistemológica nuclear del conservadurismo político y, contemporáneamente, de lo que ha sido llamado neoconservadurismo. Esta posición, a diferencia del libertarismo de origen jeffersoniano, es una posición que aboga por una mezcla de una fuerte implicación estatal en la defensa de ciertos valores, y en su promoción mediante instituciones fuertes, junto con una defensa local de los principios de mercado como formas de ajuste o coordinación espontánea de propiedades emergentes.
Lakatos calificó a la posición de Polanyi de estalinista y elitista. Elitista por su formulación epistemológica, estalinista por sus consecuencias políticas de dirección sin oposición. Él, también de origen húngaro como Polanyi, pero, a diferencia suya, con muchas más razones para combatir el autoritarismo estalinista, puesto que era un exiliado de la revolución del 56, conocía bien el trasfondo autoritario de algunas epistemologías, un trasfondo que se sustenta sobre la autenticidad de ciertos componentes tácitos e inaccesibles desde fuera. No es casualidad que Polanyi desarrollase cada vez más sus ideas como una forma de sustentar la religión en una sociedad científica, pues se deduce inmediatamente de sus postulados la autonomía igual de la república de la iglesia.
El descubrimiento de la diferencia. O la contracultura como gobernanza
El tercer modelo que resuelve el problema de Platón surge en los años inmediatamente posteriores al periodo que hemos venido examinando, y tiene que ver con lo que Theodore Roszack denominó en un best-seller del momento "el nacimiento de una contracultura". Los años sesenta, en la culminación del desarrollismo y de la Guerra Fría, fueron también el marco temporal de un sentimiento de malestar que recorrió los campus universitarios y que se expresó en varios movimientos sociales bien conocidos. En los años sesenta se extendió lo que podemos llamar un malestar dentro de las nuevas sociedades del bienestar, que coincidió con la primavera de Praga y, en general, con un movimiento generalizado de cambio y disidencia frente a las ideologías más asentadas. La fragmentación de lo que se llamó los grandes relatos fue la regla más que la excepción. Surgieron los movimientos de liberación del tercer mundo, se extendieron las guerrillas o las guerras abiertas, modificando las asentadas estrategias de los partidos de izquierda, surgieron los movimientos ecologistas como reacción a los primeros accidentes en las centrales nucleares, el movimiento sufragista se convirtió en un movimiento feminista con reivindicaciones generales sobre la vida cotidiana, surgió, en general, una resistencia cultural a lo que se denominó la racionalidad científica. Surgieron las bases de lo que ha sido la cultura más extendida en los circuitos académicos en los últimos treinta años. Fue el descubrimiento de la diferencia como reivindicación nuclear de una nueva forma cultural en la que aún vivimos, o quizá, en la que hemos comenzado a existir de forma.
En estos años se produjeron transformaciones en los estudios de la ciencia y la tecnología que todos conocemos: surgió el programa fuerte de sociología del conocimiento, el kuhnianismo, una forma particular de la tradición, que habían representado Polanyi y tal vez Wittgenstein, se convirtió en una ideología dominante sobre la ciencia, abarcando desde los viejos departamentos de filosofía de la ciencia a los nuevos centros, programas y departamentos de cts y denominaciones similares. Este proceso ha sido reconstruido con tanta ironía como acierto por Steve Fuller en su reciente Thomas S. Kuhn 23 y no tiene sentido recordarlo aquí. Lo que sí fue importante es el surgimiento de una cultura activista y contestataria respecto a las dos políticas de la ciencia universalistas que hemos descrito con anterioridad. Por su contundencia, popularidad y consistencia, el mejor representante de este momento es, sin duda, Paul K. Feyerabend. Situado entre Wittgenstein y Popper, heredero de la tradición más genuina de filosofía de la ciencia por su formación inicial alemana, en 1975 publicó un panfleto provocativo que tenía como intención tal vez poco más que molestar a los ortodoxos popperianos. Se trataba, claro, de Contra el método, un libro que alcanzó tan rápida popularidad como airadas respuestas, tan airadas que sorprendieron al propio Feyerabend, hasta ese momento más bien ortodoxo aunque con una cierta vocación de enfant terrible que nunca abandonaría. Fueron reacciones que le confirmaron en unas ideas cada vez más asentadas en su crítica al stablishment académico en filosofía de la ciencia (menos respecto a otros no menos poderosos clanes académicos). Science in a Free Society y Farewell to Reason24 fueron manifiestos de esa actitud que proponemos como un modelo que cabe calificar como la voz de Protágoras, en el marco de las varias voces del diálogo platónico.
Como en los otros dos modelos, la política epistemológica se apoya en una epistemología política más o menos bien definida. La base fundamental es el descubrimiento de la diversidad cultural de la ciencia, una idea que se ha popularizado recientemente en el llamado giro pragmático: "las ciencias –sostiene Feyerabend– no poseen una estructura común, no hay elementos que se den en toda investigación científica y que no aparezcan en otros dominios". 25 El argumento es wittgensteiniano y se ha empleado después con profusión para definir las diversas culturas epistémicas de la ciencia. El segundo postulado, también muy wittgensteiniano, y el centro de la tesis de Contra el método, es la inanidad de las reglas metodológicas que, en aquella época, eran la diversión favorita de las controversias entre inductivistas carnapianos y deductivistas popperianos. "No sólo las normas son algo que no usan los científicos: es imposible obedecerlas, lo mismo que es imposible escalar el monte Everest usando pasos de ballet clásico". 26 Los principios no tienen más fuerza que la verbal, a menos que los "situemos", para usar el verbo exacto: "los principios generales pueden desempeñar un papel, pero son usados [y, todavía con mayor frecuencia abusados] de acuerdo con la situación concreta de la investigación".27 СКАЧАТЬ