Название: Luke, examina tus sentimientos
Автор: Fernando Vidal Fernández
Издательство: Bookwire
Жанр: Учебная литература
Серия: Educar Práctico
isbn: 9788428831000
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1. Preguntar es querer
Generalmente damos muchísimas respuestas, somos rapidísimos e ingeniosos para las contestaciones. En el discernimiento se trata de encontrar más preguntas que respuestas. Cuando la familia discierne, tiene que formularse muchas preguntas para poder hallar cada respuesta que necesita. Solo las preguntas nos hacen encontrarnos con la realidad.
Las interrogaciones no son signos de puntuación, sino llaves. No es casual el parecido físico que hay entre una llave y un signo de interrogación: ambos abren puertas. Las preguntas abren muchas puertas: la puerta para que salga nuestro interés, la puerta para que entren respuestas en nuestro interior, la puerta de los otros para saber por su voz.
Las preguntas indican qué buscamos, dónde buscamos y a qué nivel de profundidad. El tipo de preguntas que hacemos dice mucho del tipo de persona que somos. No obstante, nuestros interrogantes no prueban lo que sabemos, sino lo que buscamos saber.
Conocí a una mujer muy insatisfecha con su matrimonio. Me contaba que además se sentía culpable, porque parecía que no tuviera razón alguna para quejarse. Quería a su marido y le admiraba. Él –como ella– era una persona muy entregada a su profesión, cariñoso con su esposa y buen padre. Igual que era bueno en su trabajo era muy bueno en las actividades comunes del hogar y muy querido en la familia extensa. Ella se lo pasaba bien con él, pero había algo que le irritaba. ¿Qué pasaba entonces? Ella sentía que a él no le interesaba lo que ella hacía tanto como a ella le interesaba el trabajo de él. Mientras que ella conocía bien la actividad profesional de su marido, sentía que él minusvaloraba lo que ella hacía o, al menos, que no le prestaba atención. «Nunca me pregunta nada», me decía. Esa era su queja: él no le pregunta nunca nada. La relación era buena, y en un determinado momento ella se lo dijo: «Nunca me preguntas nada sobre lo que yo hago», le reprochó. Él se mostró sorprendido y se defendió: «Escucho lo que dices. Y si tienes algo que decirme, ya me lo cuentas». Pero, para ella, eso no era suficiente. Ella quería preguntas de él, que explorara, quería saber que él buscaba en ella, que tenía curiosidad y estaba pendiente, que ella estaba en sus preguntas.
Preguntar es querer: pone de manifiesto tu interés, dónde están tus inquietudes y atenciones. Las preguntas nos mantienen creativos y en crecimiento. Las personas que se preguntan mutuamente crecen juntas.
El caso contrario lo constituye una de mis queridas cuñadas: no se le pasa una. Tiene en la cabeza –y en el corazón– cómo va la vida de cada uno de sus familiares. Vive considerando que mis parientes son en gran parte también parientes suyos. Con más personas como ella, el ecosistema social sería mucho más vivible y fraternal. Si mi abuela ha estado mal, a ella no se le olvida y, cuando te ve, te pregunta por ella. Puede que incluso yo me olvide ya de que mi abuela estaba mal, porque estoy distraído en mil historias. Ella no. No pocas veces me ha pasado que es ella la que me hace darme cuenta de nuevo de algo importante que me está pasando y a lo que no presto atención. Por ejemplo, mi hermana está en un proceso importante de selección laboral. Lo comenté un día con la familia. En el siguiente encuentro familiar, no dudéis de que mi cuñada se va a acordar de lo que conté. Me pregunta por ello para saber cómo ha ido el tema y yo quizá ni siquiera he llamado para preguntar, no tengo información. A veces me quedo apurado porque me doy cuenta de que yo mismo no pregunté. Pero me conmueve que viva tan pendiente, que muestre tanto interés y que nos lleve a tanta gente en su corazón. Para ella, preguntar es una de sus formas de querer. Es fácil hacerlo: para eso no hay que ser ingenioso, sino tener un corazón tan grande como el suyo.
Nota clave
¿Cuánto preguntas cada día a los miembros de tu familia? A tu pareja, a tus hijos, a tus parientes ¿Y sobre qué les preguntas? ¿Estás atento a las cosas importantes que viven y les preguntas por ello? Preguntar es una de las formas más fáciles y expresivas de cariño y solidaridad.
Parece fácil preguntar, pero no lo es. Pareciera que uno no tiene que saber nada para preguntar. Parece que el que tiene que saber es aquel que tiene que dar respuestas y que para preguntar no haya que saber. Pero una pregunta no es un conjunto vacío: hay que saber hallar cuál es la cuestión. En el tiro al arco la pregunta es el arco y la respuesta, la flecha. Dependiendo de la dirección de la cuestión, la respuesta es mejor o peor. Muchas veces damos demasiadas vueltas a las cosas porque no acertamos a formular la pregunta adecuada.
A preguntar se aprende. Cuando se interroga sobre algo, uno ha hecho una exploración mental del asunto. Como el minero explora el interior de la tierra abriendo galerías que lleven a la veta del mineral que busca, así se busca la pregunta capaz de llevarnos al centro de la diana.
Quizá a algunas familias les sea incómodo sentar a todos sus miembros en el salón y decirles: «Vamos a discernir». A menos que uno tenga costumbre de dedicar tiempo a deliberar juntos, lo normal es que se busquen soluciones o caminos aprovechando distintos momentos casuales. Por ejemplo, en las comidas, en los viajes juntos o en charlas con los otros en que aprovechamos para sacar el tema en cuestión.
No es fácil comenzar a desnudar nuestros sentimientos incluso entre aquellos con quienes compartimos toda la intimidad. Sin embargo, es mucho más fácil comenzar a hacer preguntas. Puede parecer que hacer preguntas nos implica menos, nos compromete menos con la respuesta, resulta más sencillo; pero no es así.
A preguntar se aprende preguntando. Hay que ir formulando preguntas cada vez más profundas que vayan a la raíz de la cuestión. Es algo que se puede entrenar en situaciones que no nos impliquen emocionalmente, sino que son más externas.
Preguntas sobre Star Wars
Proponemos un ejercicio para realizar con los hijos cuando se vea Star Wars:
• ¿Qué preguntas tenía que haberle hecho Luke a su padre Darth Vader?
• Si tú hubieras sido Yoda en el Consejo Jedi, ¿qué le habrías preguntado al joven Anakin?
• ¿Qué crees que quiere preguntarle la princesa Leia a su hijo Ben Solo (Kylo Ren)?
Las preguntas nos permiten enfocar nuestra mirada. Cambian nuestra visión sobre la realidad porque el objetivo de nuestra «cámara» se dirige a una u otra parte de la realidad, se fija en un detalle o nos da el encuadre en que se sitúa. La calidad de nuestro discernimiento reside en la profundidad y precisión de nuestras preguntas.
Las preguntas reflejan cómo miramos y sentimos, en qué nos fijamos y qué es importante para nosotros. Alguien que siempre se pregunta por quién sufre más en una determinada situación o quién queda más vulnerable ante determinada decisión manifiesta que ha hecho una opción por sentir con los pobres. Cuando la vida de una persona no nos suscita preguntas, esa relación está muy apagada.
Preguntar no es un ejercicio individual, sino que unas preguntas llevan a otras o suscitan otras. Pensar juntos los interrogantes es mucho más rico que hacerlo cada uno por su cuenta. Preguntar es una forma pacífica e indirecta de decirnos cosas que a veces no es cómodo plantearnos a bocajarro. Es indicar al otro una verdad dejándole un área de respeto y libertad.
Los consejos apenas ayudan si el otro no lo busca, no los ha pedido con una pregunta. Cuando uno está con otra persona a quien quiere ayudar, lo mejor es que se lleve un buen interrogante. Los consejos son como lluvia que cae a menos que el otro se haya hecho una pregunta que los busque. Por eso, para ayudar al discernimiento de otra СКАЧАТЬ