Un Rastro de Crimen . Блейк Пирс
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СКАЧАТЬ lo que tenía ante sí. Después de todo, era una pista. Y ella necesitaba desesperadamente una pista.

      Fue a finales de noviembre cuando Mags hizo contacto con una sombría figura conocida solo como el Viudo Negro. Era alguien que arreglaba cosas, legendario por hacer el trabajo sucio de los ricos y poderosos, ya fuese asesinando enemigos políticos, desapareciendo a incómodos reporteros, o robando material de importancia.

      En este caso, Keri sospechaba que tenía a su hija o conocía su ubicación. Ello, porque justo seis semanas atrás, Keri había rastreado al hombre que había raptado a Evie hacía años. Era un secuestrador profesional conocido como el Coleccionista. Keri había averiguado que su verdadero nombre era Brian Wickwire, luego de vencerlo en una pelea a muerte.

      Haciendo uso de la información que halló más tarde en el apartamento de Wickwire, Keri había sido capaz de unir las piezas relativas a la ubicación de Evie. Llegó allí justo a tiempo para ver a un hombre más viejo obligando a la niña a subirse a la van negra. Llamó a su hija, ahora de trece, e incluso cruzó miradas con ella. De hecho, había escuchado que Evie pronunciaba la palabra “Mami”.

      Pero el hombre embistió con la van el auto de Keri y escapó. Aturdida e imposibilitada de seguirlo, se había visto obligada a observar inerme cómo su hija desaparecía de su vista por segunda vez. Más tarde, esa misma noche, le dijeron que esa van había sido hallada en un estacionamiento vacío. El hombre viejo había recibido un tiro en la cabeza, estilo ejecución. Evie ya no estaba.

      Después de eso y durante varias semanas, el departamento había seguido cada pista y sacudido cada árbol en busca de su hija. Pero todos eran callejones sin salida. Y sin ninguna evidencia que seguir, el equipo eventualmente tuvo que continuar con otros casos.

      Finalmente fue Mags, que lucía como una modelo de portada para la revista Southern Socialite, pero era en realidad una reportera de investigación dura de pelar, quien brindó una nueva pista. Le dijo a Keri que la situación de Evie le recordaba a alguien a quien ella había investigado años antes, llamado el Viudo Negro. Notorio por pegar dos tiros en los estacionamientos, tarde en la noche, era también conocido por conducir un Lincoln Continental sin placas, visible en los vídeos de vigilancia donde la van negra fue hallada.

      Y fue Mags, con el dato de una fuente confidencial y escribiendo de manera anónima, quien lo había contactado usando el, en apariencia anticuado, tablón de mensajes de Craigslist. Al parecer así era como a él le gustaba comunicarse con los posibles nuevos clientes.

      Y para su asombro, había respondido casi de inmediato. Dijo que estaría en contacto, y que muy pronto le pediría que creara una nueva dirección de correo-e para que ambos pudieran comunicarse de manera confidencial.

      Desafortunadamente, luego de esta comunicación inicial, él había callado. Mags lo había contactado por segunda ocasión hacía unas tres semanas, pero no había obtenido respuesta. Keri deseaba que lo intentara de nuevo, pero Mags insistía en que era una mala idea. Presionar a este sujeto solo haría que se ocultara. Con todo lo frustrante que podía ser, tenían que esperar a que él se comunicara otra vez.

      Pero a Keri le preocupaba que ello nunca sucediera. Y mientras escrutaba la sección “estrictamente platónica” por tercera vez en ese día, no podía dejar de pensar que lo que en un momento pareció una pista prometedora podría ser otro devastador callejón sin salida.

      Cerró la ventana en la pantalla y cerró sus ojos mientras respiraba hondo. Tratando de no dejarse abrumar por la desesperanza, permitió a su mente vagar por donde se le antojara. Algunas veces la llevaba a inesperados y reveladores lugares que ayudaban a resolver los rompecabezas que, ella creía, estaban más allá de su comprensión.

      ¿Qué se me está escapando? Siempre hay una pista. Solo tengo que reconocerla cuando la vea.

      Pero no funcionó esta vez. Su cerebro se mantuvo dando vueltas alrededor de la idea del Viudo Negro, que no podía ser rastreado ni conocido.

      Cierto era que en su tiempo ella había pensado lo mismo del Coleccionista. Y a pesar de ello, había sido capaz de ubicarlo, matarlo, y usar la información que estaba en su apartamento para descubrir la localización de su hija. Si lo hizo una vez, podía hacerlo de nuevo.

      Quizás necesito revisar otra vez los correos electrónicos del Coleccionista, o regresar a su apartamento. Puede que haya pasado algo por alto la primera vez debido a que no sabía lo que buscaba.

      Se le ocurrió que ambos hombres —el Coleccionista y el Viudo Negro— operaban en el mismo mundo. Ambos eran profesionales del crimen que trabajan por encargo —uno como secuestrador de niños, el otro como asesino. No parecía imposible que sus caminos se hubiesen cruzado en algún momento. Quizás el Coleccionista tenía un registro de ello en alguna parte.

      Y entonces se dio cuenta que había otro fragmento de tejido conector. Ambos tenían lazos con el mismo hombre, un adinerado abogado del centro llamado Jackson Cave.

      Para la mayoría de las personas, Cave era un prominente abogado corporativo. Pero Keri lo conocía como un negociante en las sombras que representaba a los despojos de la sociedad, y estaba secretamente involucrado en todo, desde las redes de esclavitud sexual, pasando por las operaciones de tráfico de drogas, hasta los asesinatos por encargo. Desafortunadamente, ella no podía probar nada de eso sin revelar algunos de sus propios secretos.

      Pero incluso sin pruebas, tenía la certeza de que Cave estaba involucrado con ambos hombres. Y si ese era el caso, quizás habían interactuado. No era mucho. Pero era algo que seguir. Y ella necesitaba algo, cualquier cosa, que le impidiera volverse loca.

      Estaba a punto de ir a la sala de evidencias para revisar de nuevo las cosas de Wickwire cuando su pareja, el Detective Ray Sands, vino hacia ella.

      —Me encontré al Teniente Hillman en el cuarto de descanso —dijo—. Acaba de recibir una llamada y nos ha asignado un caso. Puedo darte los detalles cuando estemos en camino. ¿Te parece bien que salgamos? Te ves como a la mitad de algo.

      —Solo investigo un poco —contestó, cerrando la pantalla—, nada que no pueda esperar. Vamos.

      Ray la miró con curiosidad. Ella sabía que él era plenamente consciente de que no estaba siendo completamente sincera. Pero nada dijo cuando ella se puso de pie y se adelantó a salir de la estación.

      *

      Keri y Ray eran miembros de la Unidad de Personas Desaparecidas de la División Los Ángeles Oeste. La misma era considerada en general como lo mejor de todo el Departamento de Policía de Los Ángeles, y había dos buenas razones para ello. Habían resuelto más casos en los últimos dieciocho meses que la mayoría de las divisiones enteras en el doble de ese tiempo.

      Cierto era también que Keri era vista como una impredecible que podía crear tantos problemas como los que resolvía. En ese momento, de hecho, estaba técnicamente bajo investigación por parte de Asuntos Internos, debido al resultado de su confrontación con el Coleccionista. Todos vivían diciéndole que solo era una formalidad. Y aún así planeaba sobre ella, como una nube gris amenazándola de continuo con un chubasco.

      Con todo, a pesar de las cosas que a veces se llevaban por delante, nadie podía cuestionar sus resultados. Ray y Keri eran lo mejor de lo mejor, aunque pasaran por algunos tropiezos personales en esos días.

      Keri optó por no pensar en ello mientras Ray le daba los detalles del caso y conducía hasta la escena. No podía lidiar al mismo tiempo con un caso de personas desaparecidas y una complicada relación con Ray. Tuvo, de hecho, que mirar por СКАЧАТЬ