Una Luz En El Corazón De Las Tinieblas. Amy Blankenship
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Читать онлайн книгу Una Luz En El Corazón De Las Tinieblas - Amy Blankenship страница 10

СКАЧАТЬ lo que fuera para hacerla sonreír y mantenerla a salvo al mismo tiempo.

      Después de todo, había esperado por más de cien años solo para verla de nuevo.

      Como necesitaba estar seguro de que estaba protegida y alejada de lo que pudiera dañarla, preguntó: – ¿Y entonces, qué planes tienes? Quizás podría sumarme a la diversión –. Le dio su sonrisa más traviesa esperando que funcionara. Si no, podía recurrir a acosarla… las esquinas de sus labios perfectos se inclinaron en una sonrisa secreta.

      Kyoko sabía que Suki no estaría de acuerdo con eso. Noche de chicas significaba noche de “chicas”. También sabía que si Kotaro se enteraba de que ella estaba solo con Suki, de alguna forma las seguiría a todas partes, apareciendo como si fuera accidental. Lo había visto hacerlo muchas veces.

      Cuando Toya era agresivo, Kotaro trataba de ser sutil, aunque cuando ponía a ambos chicos en la misma habitación parecían actuar muy similar y constantemente se molestaban. Ambos chicos tenían corazones de oro y ella lo sabía. En una manera los quería a los dos… tanto que era doloroso, por lo que decidió no decidir y solo quedarse soltera por ahora. Ella, honestamente, no quería herir los sentimientos de ninguno.

      Pero una cosa que Kyoko sabía a ciencia cierta era que si Kotaro pensaba que iba a salir con Toya esa noche, no se molestaría en seguirla. Al menos esperaba que no.

      â€“ Lo siento Kotaro, ya tengo planes con Toya, pero te prometo que otro día rentaremos películas o algo –. Kyoko bajó sus ojos sin gustarle el hecho de que estaba mintiéndole, pero era la única forma de que lo dejara pasar. Mirando al suelo lo notó dar un paso hacia adelante e inmediatamente dio un paso hacia atrás mordiendo su labio inferior cuando sintió la mesa detrás de ella.

      Kotaro sintió los celos vibrar dentro de él, aunque los mantuvo en su lugar. Su único consuelo era que si ella estaba con Toya esta noche, al menos podría contar con que ella no sería una de las próximas chicas desaparecidas.

      Además, él sabía que Kamui estaba secretamente vigilando a ambos, Toya y Kyoko. Mentalmente, tuvo que admitir que Toya era sobreprotector con ella y la mantendría a salvo. Él quería ser el que estuviera con Kyoko esta noche, el que la protegiera. Pero aunque no le gustara, Toya no dejaría que nada le hiciera daño alguno.

      Ã‰l la observó levantar sus ojos lentamente hacia los suyos y pudo ver la preocupación en su mirada de que él intentaría detenerla, él quería detenerla pero no lo haría. Con el tiempo ella tomaría su decisión.

      Asintiendo con su cabeza con reacia aceptación, Kotaro buscó su mano y la sostuvo por un momento, entrelazando los ojos azules como el hielo con los apasionados ojos de ella pudo notar que ella tuvo un día duro por sus ojos. Siempre podía leer sus sentimientos por el color de sus ojos, lo había aprendido hacía más de cien años atrás. Solo deseaba que ella lo recordara.

      â€“ Entonces, tenemos un trato, Kyoko. Vendré a reportarme contigo mañana. Ten cuidado hermosa –. Inclinándose hacia adelante rozó sus labios sobre su frente, luego soltó su mano, y se dio la vuelta para irse.

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      Kyoko sonrió. – Gracias, Kotaro –. Su frente aún hormigueaba donde sus labios tibios la habían tocado. Estaba feliz de que fuera más sencillo lidiar con él que con Toya. Él a menudo le besaba la mejilla, frente o mano, dejando ese lugar hormigueando y caliente.

      Se preguntó qué pensaría él si supiera que ella nunca había sido besada en los labios. Nadie lo creería a la edad de dieciocho, aún era tan pura… bueno, físicamente pura. Se sonrojó de nuevo sabiendo que sus pensamientos no la libraban de culpa. Culparía a la traidora que vive dentro de su pecho y se aceleraba cada vez que pensaba en él.

      Kotaro abrió la puerta para deslizarse hacia afuera, no sin antes lanzarle una sonrisa sobre su hombro y añadir. – Solo recuerda, aún eres mi mujer –. Se fue rápidamente, cerrando la puerta detrás de él, sonriendo vorazmente ante el comentario.

      Ã‰l sabía que no cruzaría la línea con Toya y no estaba preocupado. Incluso en el pasado, cuando él y Toya se han dado cabezazos, ella lo prefería a él por encima de Toya. Ella siempre quiso a Toya, pero Kotaro sabía que era él de quién estaba verdaderamente enamorada. La velocidad de su corazón cuando él estaba cerca siempre le había revelado sus verdaderos sentimientos, en esta vida y en las pasadas. Él solo tenía que esperar a que se diera cuenta de nuevo.

      Kotaro inhaló suavemente saboreando su perfume. Incluso ahora podía oler su pureza y sabía que ella no era de las que tomaban algo así a la ligera. Ella era muy inocente para el mundo real.

      El pensamiento hizo que se desvaneciera la sonrisa de Kotaro. No estaba tan seguro de querer que ella supiera del lado oscuro de este mundo, no quería arriesgar su felicidad. Incluso él mismo no era lo que ella creía que era. Él sabía que ella lo aceptaría de todas formas, pero el recuerdo de enterrarla mantuvo sus labios sellados de hablar sobre el pasado. Algunas cosas eran mejor no ser recordadas.

      Mientras Kotaro caminaba fuera del edificio y de vuelta sobre la acera, miró hacia arriba desde el patio debajo de la ventana de Kyoko preguntándose qué haría cuando se enterara sobre él. Y sí, le diría la verdad, solo que aún no. ¿Cómo explicas que eres mayor que cualquier humano normal y que tienes poderes como los que ella solo ha visto en las películas?

      Kotaro sacudió la cabeza mientras comenzaba a volver hacia la universidad reflexionando sobre su siguiente movimiento en relación con las chicas desaparecidas.

      Ã‰l sabía qué era lo que les estaba pasando y que era muy probable que estuvieran muertas o al menos muertas vivas. Sus ojos destellaron con ira solo por un momento, revelando el lado más oscuro de su alma de Lycan. Necesitaba atrapar el aroma de esos malditos chupasangres y el que los guio antes de que encuentren a Kyoko de nuevo.

      Capítulo 3

      Kyoko volteó el armario buscando lo que Suki le había dicho que compraron el fin de semana pasado. Soltó una risita recordando que Shinbe las había seguido a sus compras compulsivas ofreciéndoles dejarlas modelar lo que fuera sobre lo que necesitaran una opinión. Lo que lo remató fue cuando se infiltró en el vestuario de chicas y le habló a Suki a través de la cortina.

      Shinbe había estado hablando en un tono de voz agudo para hacerle creer a Suki que él era la empleada del vestuario de chicas y se ofrecía a subirle el cierre.

      Suki había dicho que sí a la oferta de ayuda y se dio vuelta de espalda a la cortina. Kyoko casi se cayó cuando Shinbe pasó volando por el vestuario para aterrizar golpeando la pared del otro lado.

      Le había preguntado a Suki cómo se había dado cuenta de que era Shinbe, y Suki había respondido: – no creo que dejarían a una lesbiana trabajar en un vestuario de chicas, así que cuando puso sus manos dentro de mi vestido en vez de en el cierre, fue lo que le delató.

      â€“ Pobre Shinbe –. Suspiró Kyoko mientras sacaba una blusa blanca corta con vuelos y mangas de seda que tenían СКАЧАТЬ