Dios te salve, Reina y Madre. Scott Hahn
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Название: Dios te salve, Reina y Madre

Автор: Scott Hahn

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Patmos

isbn: 9788432159527

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СКАЧАТЬ sino también con mi madre en Jesucristo, la Bienaventurada Virgen María. La senda de mi conversión me llevó de la delincuencia juvenil a ser ministro presbiteriano. A lo largo del camino, tuve mis momentos antimarianos.

      Mi primer encuentro con la devoción mariana tuvo lugar cuando murió mi abuela Hahn. Había sido la única católica por ambas partes de mi familia: un alma tranquila, humilde y santa. Como yo era el único miembro religioso de la familia, al morir ella, mi padre me dio sus objetos religiosos. Los miré con horror. Agarré su rosario y lo destrocé totalmente, diciendo: «Dios, líbrala de las cadenas del catolicismo que la han tenido atada». Lo decía tan en serio como actuaba. Veía al Rosario y a la Virgen María como obstáculos que se interponían entre la abuela y Jesucristo.

      Incluso a medida que me acercaba lentamente a la fe católica —movido inexorablemente por la verdad de una doctrina tras otra— no lograba aceptar la enseñanza mariana de la Iglesia.

      La prueba de su maternidad habría de llegar, para mí, únicamente cuando tomé la decisión de empezar a ser hijo suyo. A pesar de los poderosos escrúpulos de mi formación protestante —recuerda que unos años antes había roto el rosario de mi abuela—, un día tomé un rosario y empecé a rezarlo. Rezaba por una intención muy personal y aparentemente imposible. Al día siguiente, volví a cogerlo, y al día siguiente y al siguiente. Pasaron meses antes de que me diera cuenta de que aquella intención mía, aquella situación en apariencia imposible, se había resuelto desde el día en que recé el Rosario por primera vez. Mi petición había sido concedida.

      DE AQUÍ A LA MATERNIDAD

      Desde ese momento, conocí a mi madre; conocí verdaderamente cuál era mi hogar en la familia de la alianza de Dios: sí, Cristo era mi hermano. Sí, me había enseñado a rezar «Padre nuestro». Ahora, en mi corazón, aceptaba su mandato de mirar a mi madre.

      Con este libro me gustaría compartir esa mirada —y sus inquebrantables fundamentos escriturísticos— con cuantos cristianos quieran escucharme, piadosamente, con mente abierta. Me gustaría dirigirme de modo particular a mis compañeros católicos, porque muchos de nosotros necesitamos volver a descubrir a nuestra madre, descubrirla por vez primera, o quizá verla con nuevos ojos. Hasta los que se mantienen fieles a la Madre de Dios pueden hacerlo, a veces, de forma innecesariamente defensiva: apoyan a su madre de manera desafiante, aunque apenas puedan dar un mínimo sentido bíblico a sus devociones. Se aferran a unos cuantos pasajes del Nuevo Testamento como a una especie de último recurso mariano. Estos buenos católicos —aunque ciertamente reverencian a su madre— no comprenden plenamente su significado dentro del plan divino.

      María llena las páginas de la Sagrada Escritura desde el principio del primer libro hasta el final del último. En el plan de Dios, estaba presente desde el comienzo de los tiempos, al igual que los apóstoles, la Iglesia y el Salvador; y lo estará también en el momento en que se cumplan todas las cosas. Mientras tanto, su maternidad es un descubrimiento que está a la espera de que se haga. Cuando aún era protestante, y aspirante a profesor de Sagrada Escritura, me propuse en cierta ocasión investigar la maternidad y la paternidad en la Biblia. Encontré cientos de páginas de estudios excelentes sobre paternidad, patriarcado, etcétera... pero tan sólo unos pocos párrafos acerca de la maternidad, matriarcado o condición de las madres.

      ¿Qué es lo que pasa? Quizá la maternidad nos resulte tan poco conocida y apreciada, porque nuestras madres están demasiado unidas a nosotros. Los niños, por ejemplo, no pueden comprender que «madre» es una entidad separada, hasta que tienen varios meses de edad. Algunos investigadores dicen que no llegan a darse cuenta del todo hasta que son destetados. No estoy seguro de que podamos nunca distanciarnos psíquicamente de nuestras madres... aunque de quinceañeros las hagamos caminar unos pasos por delante de nosotros.

      EN MARCHA

      Hagamos, pues, este descubrimiento juntos. Caminemos con el Pueblo de Dios a través de los momentos de la creación y de la caída..., y de la promesa de la redención, desde la entrega de la Ley hasta el establecimiento de un reino. A cada paso encontraremos la promesa de una patria, que incluye una deslumbrante reina que es también una madre para su pueblo. A cada paso encontraremos la promesa de un hogar, con una madre que es también poderosa intercesora para sus hijos. En la etapa más importante, encontraremos una reina madre, que llena por sí sola el reino de Cristo y su casa.

      Aunque pienses que debes emprender este viaje unos cuantos pasos por detrás —a cierta distancia de la madre más bendita de la historia—, te ruego que sigas caminando conmigo, y con María, hacia nuestro común destino, nuestra casa común de la Jerusalén celestial.

      [1] Hemos dejado este título sin traducir, pues corresponde al primer verso de una popular canción infantil. Es característico de Scott Hahn dividir los capítulos mediante subtítulos llamativos, que no guardan mucha relación con el contenido. Al traducirlos al español, muchos de ellos pierden la fuerza evocadora o provocadora que tienen en inglés. Así, por ejemplo, «Huellas de amor» (p. 30) está en lugar de «Traces of love, long ago», de la canción Traces de Gloria Estefan; «Seamos metafísicos» (p. 27) traduce el original «Let’s get metaphysical», conocido tema instrumental de David Gilmour; «María tuvo un hombrecillo» (p. 57) es una variante de otra canción infantil («Mary had a little lamb/man»). A veces el porqué de un subtítulo estriba en el juego de la homofonía (lógicamente en inglés): «Justin Time» con just in time («Los tiempos de Justino», p. 47), «Ark the herald angels sing», con Hark, the herald angels sing (un famoso villancico, que no hace referencia a un arca: p. 56). Aunque el efecto sorpresa de estos subtítulos está matizado por la imposibilidad de traducirlos, el lector español puede hacerse una idea con algunos que lo evocan aun traducidos, como, por ejemplo: «Cutting the Umbiblical Cord» (p. 40), «Fetal Attraction» (p. 95; que juega con el título de la película Fatal Attraction), «The Mediatrix is the Message» (p. 118; remedo de El medio es el mensaje, de Marshall Mc Luhan), etc. (n. del tr.).

      CAPÍTULO I

      MI TIPO DE MADRE

      LA LÓGICA DE AMOR DE LA MATERNIDAD DE MARÍA

      Las madres son las personas más difíciles de estudiar. Se escapan a nuestro examen. Por naturaleza y por definición, son relacionales. Se las puede considerar como madres únicamente con relación a sus hijos. Es ahí adonde dirigen su atención, y ahí es donde querrían concentrar la nuestra.

      Pero por más unidos que nos mantenga la naturaleza a nuestras madres, siguen siendo misteriosas para sus hijos. Continúan siendo un misterio. En palabras del padre Brown de G. K. Chesterton: «a veces algo puede estar demasiado cerca para verlo».

      Como Madre de Dios, María es la madre por excelencia. Por eso, si todas las madres se nos escapan, Ella más aún. Si todas las madres se dan a sí mismas, Ella todavía más. Si todas las madres apuntan más allá de sí mismas, María en mucho mayor grado.

      En tanto que verdadera madre, María considera que ninguna de las glorias que posee СКАЧАТЬ