Las desesperantes horas de ocio. Jorge Humberto Ruiz Patiño
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СКАЧАТЬ con la formación de nuevas categorías o de representaciones sobre la vida social, entre las cuales se encuentra la concepción de tiempo inscrita en cada clase de diversión.

      La otra forma de abordar el objeto de estudio toma prestada la idea de relaciones de interdependencia planteada por Norbert Elias. Según este autor los procesos histórico-sociales son el resultado no planeado de la conexión —en diferentes niveles de agregación— de las acciones intencionales de una gran cantidad de individuos, quienes se encuentran en una situación de mutua coacción o de dependencia (Elias 1997a, 281 y 391). Al respecto dice Elias:

      En lugar de la imagen del ser humano como una “personalidad cerrada” […] aparece la imagen del ser humano como una “personalidad abierta” que, en sus relaciones con los otros seres humanos, posee un grado superior o inferior de autonomía relativa, pero que nunca tiene una autonomía total y absoluta y que, de hecho, desde el principio hasta el final de su vida, se remite y se orienta a otros seres humanos y depende de ellos. El entramado de la remisión mutua entre los seres humanos, sus interdependencias, son las que vinculan a unos con otros, son el núcleo de lo que aquí llamamos composición [figuración], composición de unos seres humanos orientados recíprocamente y mutuamente dependientes. (Elias 1997a, 44)

      De esta manera, la formación de una concepción nueva de tiempo asociada a la diversión se entenderá como la expresión del entrelazamiento entre cuatro procesos: 1) las representaciones de las diversiones de origen colonial dentro de la disputa por la legitimación partidista en los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX y la relación que tienen con las representaciones sobre las diversiones europeas; 2) la formación de un ámbito de los espectáculos públicos cuyo proceso central fue la desvinculación de las corridas de toros respecto a las fiestas patrias a partir de 1880; 3) la deslocalización de las plazas coloniales comenzando la segunda mitad del siglo XIX y la construcción de parques y jardines en dichos espacios a partir de 1870; 4) la representación del tiempo como un bien escaso que debe ser usado en beneficio de la perfectibilidad humana.

      El comentario de un cronista de prensa en 1895 que, para invitar a los bogotanos a participar en un club ciclístico, se refería a las desesperantes horas de ocio que se podrían pasar sin tedio con la nueva entretención (“Club ciclista bogotano”, 1895b) condensa los cambios que se estaban operando en el orden de las diversiones bogotanas y que son objeto de este trabajo. Por un lado, muestra la concepción generalizada de una ciudad aburrida —sin diversiones— en comparación con las ciudades europeas, pero en la cual comenzaban a observarse algunas entretenciones nuevas que eran del gusto de la élite. Por otro, el uso prematuro de la palabra ocio indica la transición en la idea del tiempo asociada a la diversión, horas que los bogotanos podían pasar divirtiéndose sin sentirse culpables por no trabajar ni rezar o incumplir con las obligaciones diarias en esos segmentos de tiempo. Las horas de ocio de las que hablaba el cronista eran aquellas que ya no podían ser desperdiciadas —horas ociosas—, sino que debían ser aprovechadas al máximo para el mejoramiento de las facultades humanas, labor que otorgaría un lugar especial a las nuevas diversiones.

      Las respuestas a las que se ha llegado en esta investigación parten de la observación y análisis de diferentes clases de fuentes. No podría haber sido de otro modo al abordar un objeto que en apariencia presenta tal nivel de fragmentación que hace olvidar que las diversiones de origen colonial se encuentran conectadas con los nuevos divertimentos de fines del siglo XIX. Se han consultado, en consecuencia, diarios de viaje, cuadros de costumbres, manuales de urbanidad, artículos de prensa, almanaques, guías de la ciudad, leyes y decretos, así como material de archivo, compuesto por informes oficiales, contratos, comunicaciones y cartas.

      Cada uno de estos documentos se ha interrogado de manera diferente de acuerdo a las necesidades que fueron surgiendo en el transcurso de la investigación. De esta forma, por ejemplo, los diarios de viaje y cuadros de costumbres —documentos de carácter eminentemente voluntario creados con intencionalidad y dirigidos a públicos específicos (Bloch 2015)— se han abordado buscando las representaciones construidas en torno a las diversiones. Esto no quiere decir que dichos documentos no proporcionen información importante para la reconstrucción de secuencias de acontecimientos o del modo de ser de las prácticas sociales, sino que cuando han sido interrogados de esta última forma también se han hecho las mismas preguntas a otros testimonios, como los consignados en artículos de prensa o documentos de archivo, ejercicio comparativo que ha permitido minimizar las distorsiones que pueden presentar los documentos voluntarios debido a las intencionalidades del autor. De igual forma, a partir de los testimonios menos intencionales como contratos e informes, se han vislumbrado formas de representación que han sido comparadas con aquellas identificadas en los documentos voluntarios.

      Tres elementos teóricos relacionados con la noción de tiempo son transversales a todo el cuerpo del texto: sucesión, duración y ritmo. Con relación a los dos primeros, Norbert Elias (1997b) ha acuñado las nociones de conceptos referidos a la estructura y conceptos referidos a la experiencia para dar cuenta, en el primer caso, de la forma como las sociedades conectan secuencias de procesos (antes y después) mediante referencias externas (los ciclos del sol, las horas en un reloj o un calendario), y, en el segundo caso, para indicar las concepciones de presente, pasado y futuro que, al no expresar un continuum ni una relación causal entre acontecimientos sucesivos, manifiestan “una determinada manera de vivir los procesos” (Elias 1997b, 93).

      La noción de ritmo vincula sucesión y duración al evocar intensidades, prolongaciones, acortamientos, repeticiones, pausas y velocidades, es decir, al marcar la pauta con la cual se perciben la secuencia de los acontecimientos y el tiempo histórico:

      Así, para hablar de ritmo no basta la repetición monótona de un movimiento. De hecho, tienen que aparecer tiempos fuertes y débiles: repeticiones y discontinuidades, suspensiones y cambios. El ritmo supone, así, un tiempo diferenciado en cadencias y velocidades, en repeticiones y novedades. (Valencia 2007, 106)

      Otros instrumentos teóricos menos centrales serán desarrollados en el transcurso del texto, por lo que acá solamente se hará una breve mención de ellos y de su relación con cada capítulo. El primer capítulo del trabajo contiene un contexto general del periodo histórico estudiado en clave de diversiones. Allí, a partir de la descripción de las formas de divertimento en Bogotá se van incorporando elementos de la fisonomía de la ciudad y de la vida política y económica del país. Por otro lado, la dinámica lúdica de Bogotá se conecta con algunos aspectos relacionados con las diversiones en otras ciudades capitales de América Latina y de Europa. La intención de este capítulo es proporcionar una visión amplia del problema que se tratará en los capítulos subsiguientes.

      En el segundo capítulo se analizan las representaciones sobre distintas clases de diversión desde tres puntos de observación diferentes: la mirada de la élite bogotana sobre las diversiones de origen colonial practicadas en la capital de la República, la de esta misma élite sobre las diversiones europeas y la mirada de los extranjeros que llegan a la ciudad sobre las diversiones coloniales y aquellas de origen europeo. En este capítulo es importante la noción de ociosidad como categoría histórica más que como concepto, y en este sentido como significado relacionado con una disposición negativa frente al trabajo.

      Acá se entiende por élite aquel grupo social minoritario que mantiene una posición predominante con relación a los demás grupos sociales, la cual le permite orientar las tendencias de la vida de una sociedad específica en cuanto a los aspectos económicos, políticos y culturales. En el periodo de estudio, este grupo social en la ciudad de Bogotá estuvo conformado por grandes comerciantes, rentistas, ricos propietarios, hacendados, altos funcionarios del gobierno, empresarios e intelectuales. Sin embargo, fue entre estos últimos tres sectores donde comenzaron a gestarse las representaciones y los procesos de difusión que conducirían a la adopción de los nuevos entretenimientos entre el conjunto de la élite.

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