Название: Caída y ascenso de la democracia
Автор: David Stasavage
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9788418895784
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Desigualdad
Una última pregunta que tal vez debamos hacernos es si la democracia temprana tenía unos niveles de desigualdad económica más bajos que las autocracias. Hasta ahora, los escritores que trabajan en los Estados tempranos se han centrado, por lo general, en la pregunta previa: si la existencia de alguna forma de Estado determina el nivel de desigualdad de una sociedad. El punto de vista recibido es que el establecimiento de un orden central produce estratificación social. Algunos señalan que la creación de un orden político entre los seres humanos es, inevitablemente, una historia de desigualdad y sometimiento: una imagen bastante deprimente.108
Un primer enfoque sobre la desigualdad es consultar las medidas de “estratificación social” que los antropólogos han elaborado. Los datos de la SCCS respaldan el punto de vista recibido sobre la relación entre la gobernanza central y una mayor estratificación, y los resultados son sorprendentes. Entre las sociedades sin ningún tipo de gobernanza por encima del nivel comunitario, el 63% no tenía estratificación social, frente a solo el 13% de las sociedades con gobernanza central. Esta es una gran diferencia. En cambio, si consideramos la estratificación social en sociedades con y sin consejos, vemos que la diferencia entre estos dos subgrupos es mucho menor.109 Se desprende que los Estados centrales se asociaban a la estratificación, pero su forma de gobierno –democrática o autocrática– influyó mucho menos.
Para entender mejor la conclusión sobre la gobernanza central, debemos observar más de cerca cómo se construyó la medida SCCS de estratificación social.110 En el conjunto de datos, las sociedades son codificadas como estratificadas cuando tienen una “amplia diferenciación de estatus ocupacional” o, dicho con otras palabras, gente que trabaja en cosas distintas. La existencia de múltiples tipos de trabajo apunta a una sociedad más compleja, pero no nos dice nada sobre cuánto variaba en realidad el estatus de las personas con diferentes ocupaciones. Tampoco nos dice nada acerca de si era posible que una persona cambiara de ocupación. Cabe recordar aquí que la República de Tlaxcala estaba estratificada, pero también había una importante movilidad social.
Para tener una mejor visión sobre la desigualdad es posible que debamos mirar más allá del SCCS. Un grupo de antropólogos y arqueólogos propuso recientemente una nueva e ingeniosa medida de desigualdad de la riqueza. Al carecer de mediciones directas de la riqueza, utilizan las medidas de dispersión de los planos de planta de las casas.111 El coeficiente de Gini para esta distribución –que adquiere un valor de cero cuando hay una igualdad perfecta y de uno cuando hay una desigualdad perfecta– sirve, por tanto, como medida indirecta de la desigualdad de la riqueza.112
Los datos de los planos de planta de las casas apuntan a una enorme variabilidad en la desigualdad de la riqueza en las sociedades antiguas. En el yacimiento de Teotihuacán, en Mesoamérica –una sociedad que vivió aproximadamente un milenio antes que los aztecas– el coeficiente de Gini para la dispersión del tamaño de las casas era de 0,12, un valor sumamente bajo. Si el coeficiente de Gini para el tamaño de las casas se traduce directamente en la riqueza, esto supondría un nivel de desigualdad muy inferior al observado en cualquier economía de mercado moderna. La situación no podría haber sido más distinta en el Imperio Medio del Egipto antiguo, donde, en un yacimiento, el coeficiente de Gini para la dispersión del tamaño de las casas era de 0,68, una cifra más cercana a los niveles de desigualdad de la riqueza en las actuales sociedades europea y estadounidense. Esto es extraordinario, dado el nivel de desarrollo del Egipto antiguo; en una sociedad muy pobre, la desigualdad tendrá un techo natural siempre y cuando no se cobre a la población unos impuestos que la sitúen por debajo del umbral de subsistencia.113 A medida que se enriquece una sociedad, aumenta el nivel máximo posible de impuestos.
La comparación entre el Egipto antiguo y Teotihuacán también plantea la pregunta de si el modelo de gobernanza influyó en el nivel de desigualdad de la riqueza. El Egipto antiguo era una autocracia, y aunque los arqueólogos no saben con exactitud cómo se gobernaba Teotihuacán, muchos piensan que no era una autocracia.114 Los arqueólogos que han recopilado los datos de los planos de planta de las casas también han codificado las diferentes sociedades en función de si su régimen era colectivo o autocrático. En el conjunto de sociedades mesoamericanas, la gobernanza colectiva se asoció nítidamente con una menor desigualdad de la riqueza.115 Por tanto, esto es un indicio de la clara relación entre la democracia temprana y una menor desigualdad, pero debemos considerarlo parcial y preliminar.
conclusión
Hemos visto que la democracia temprana estaba muy extendida en las sociedades humanas; de hecho, era tan común como la autocracia. Que los seres humanos fuesen gobernados de estas dos formas tan distintas a lo largo de varios milenios y en múltiples regiones del mundo debería llevarnos a una conclusión clara: no había un único camino común de desarrollo político. También deberíamos prescindir de la idea de que la democracia fue inventada en un lugar y un momento concretos antes de extenderse a otras partes. Más bien, la democracia parece ser algo natural entre los seres humanos, aunque no sea ni mucho menos inevitable. Hasta ahora hemos visto indicios de que la democracia temprana tenía más probabilidades de sobrevivir en entornos de pequeña escala, en ausencia de burocracias estatales fuertes y, por último, en ausencia de muchos desarrollos tecnológicos que solemos asociar con la civilización. Ahora podemos explorar a fondo lo que llevó a las sociedades por el camino de la democracia temprana o por el de la autocracia.
1 Véase Lowie, 1954, p. 112.
2 Véase en Hansen, 1986, el debate sobre cuándo apareció por primera vez la palabra demokratia. Véase en Hansen, 2006 un enfoque más general de la polis griega.
3 Véase Raaflaub, 2007, p. 112.
4 Véase un estudio en Robinson, 2011 y 1997.
5 Véase en Ober, 2015, p. 125 una descripción concisa de estos Estados y su ascenso y caída.
6 Ibíd., pp. 126 y 127. Véase en Cline, 2014 el contexto más general en todo el Mediterráneo y Oriente Próximo.
7 Véase Carpenter, 1957.
8 Aquí me baso en los puntos de vista de Raaflaub (2013, pp. 85 y 86). Véanse también Raaflaub, 2004 y Ober, 1989, p. 55.
9 Citado en Raaflaub, 2013, p. 85.
10 Véase Hansen, 1991, pp. 55-58.
11 Deberíamos tener en cuenta también que, en términos de población total, Atenas era varias veces mayor que cualquier otra polis de Grecia, con una población máxima de alrededor de trescientos mil habitantes en el 431 a. C. Véase Hansen y Nielsen, 2004.
12 Los clasicistas han discrepado sobre la importancia relativa de estos dos órganos. Véase Ober, 1989, p. 57 a propósito del debate.