Название: Caída y ascenso de la democracia
Автор: David Stasavage
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9788418895784
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Cuando la Triple Alianza conquistó otras ciudades, el modelo de gobierno se volvió más autocrático a medida que la población local perdía la mayor parte del control sobre sus propios asuntos. Un tlatoani conquistado que mostrara una actitud hostil podía ser sustituido por medio de una intervención externa a favor de otros nobles del lugar que fueran más obedientes. La alianza también estableció un nuevo sistema de provincias tributarias –aparte de los gobiernos municipales existentes– que administraba una burocracia de recaudadores de impuestos imperiales. Según algunas fuentes, esta burocracia consistía en un funcionario en cada cabecera de provincia y uno por cada provincia en la capital imperial de Tenochtitlán. Otras indican que había un recaudador de impuestos imperial en cada pueblo de provincia.73 En cualquier caso, esta burocracia era eficaz, porque, con la ayuda de unos extensos registros fiscales, la recaudación de impuestos no era solo anual, sino que a veces era semestral e incluso trimestral.74
En cada una de las tres principales ciudades aztecas (Tenochtitlán, Tetzcoco y Tlacopan) también había un tlatoani y, en principio, cada uno tenía el derecho de aprobar o rechazar la elección de un nuevo gobernante para las otras dos ciudades.75 En la práctica, Tenochtitlán acabó siendo la dominante.
Ha habido cierto debate sobre la naturaleza del Estado imperial azteca. La tradición más antigua de los estudios aztecas hacía hincapié en una forma de gobierno estrictamente autocrática. Los académicos más recientes sostienen que siguieron existiendo ciertas limitaciones al poder de un gobernante.76 La autoridad suprema del imperio era un órgano compuesto por un consejo interno que incluía a los gobernantes de las tres ciudades principales y a cuatro primeros ministros. Este consejo interno formaba parte a su vez de un consejo externo, al igual que “todos los señores del imperio”. Este tipo de consejo no se caracterizaba por una democracia temprana, porque se refería principalmente a los subordinados burocráticos.
¿Por qué el Imperio azteca evolucionó hacia una autocracia cada vez mayor? La experiencia azteca plantea dos posibilidades a las que dedicarnos en capítulos posteriores. La primera es que la presencia de la burocracia central redujo la ventaja informativa de los productores respecto a los gobernantes centrales de Tenochtitlán. La segunda es que el aumento de las presiones demográficas hizo menos factible la opción de salida.
La experiencia azteca también apunta a otra característica de la democracia temprana que veremos una y otra vez. Antes de la era moderna, cuando las democracias tempranas de pequeña escala sufrieron la conquista externa y se integraron en un Estado mayor, se produjo a menudo una transición hacia un régimen autocrático ayudado por una burocracia. Por alguna razón, la burocracia resultó más fácil de manejar a escala que en la democracia temprana.
Los incas
En el apogeo de su poder, los incas dominaban un área mayor incluso que los aztecas con entre diez y doce millones de habitantes en alrededor de un millón de kilómetros cuadrados.77 En muchos sentidos, el ejemplo inca contradice lo que hemos explicado hasta ahora sobre los orígenes de la democracia y la autocracia tempranas. Aunque la democracia temprana tendía a sobrevivir en los lugares apartados, muchos de esos lugares fueron conquistados por los incas; si bien la imprevisibilidad de los rendimientos agrícolas favorecía a la democracia temprana, los incas dominaban una región donde esos rendimientos variaban mucho de un lugar a otro, debido sobre todo las diferentes altitudes. La autocracia inca prosperó en última instancia porque una burocracia estatal superó estos obstáculos.
Para comprender cómo pasaron los incas de ser un pequeño grupo de agricultores de maíz a gobernar el mayor imperio de América, primero debemos considerar la institución del lugar, llamada ayllu, sobre la cual fue construido su imperio.78 En la época de la conquista española, el ayllu era la estructura comunitaria básica en todos los Andes: una agrupación de alrededor de mil personas que poseían la tierra de manera comunitaria y contraían una serie de obligaciones recíprocas. Los miembros de un ayllu podían estar emparentados o no: lo esencial era que, tuvieran lazos de sangre o no, actuaban como una familia donde todos cooperaban y se protegían mutuamente de los riesgos. Algunos dicen que el ayllu surgió hace miles de años como parte de una adaptación humana a un entorno natural incierto, pero, según otros, surgió durante el periodo preinca a raíz de la formación del Estado.79 En cualquier caso, el ayllu constituyó la piedra angular del Estado inca.
El gobierno del ayllu era la administración central inca, y nos quedaríamos cortos si la calificáramos de organizada. El imperio estaba dividido en cuatro partes administradas por un apu, o señor, y cada una de ellas comprendía provincias de veinte mil hogares administradas por un gobernador de etnia inca nombrado por el centro. Los burócratas ayudaban al gobernador, a los cuales se les habían enseñado el sistema de nudos quipu para llevar un registro de los acontecimientos, las transacciones y otros mensajes.80
El concepto más común sobre la obtención de ingresos en la economía inca es que los gobernantes se servían de una ideología donde la obligación mutua dentro de cada ayllu se aplicaba a todo el imperio. En la práctica, esto significaba que eran las personas las que se trasladaban, en vez de los bienes, para cumplir con sus obligaciones derivadas del sistema de corveas. Más tarde, esto ayudaría a formar la base de los sistemas de mita y encomienda de trabajo forzoso utilizados por los conquistadores españoles. Los incas también reubicaron a un gran número de habitantes: entre tres y cinco millones, según un cálculo.81 Es una cifra asombrosa si se tiene en cuenta que hablamos de una sociedad sin medios de transporte y comunicación modernos, ni siquiera la rueda.
Aunque sabemos que el Estado central inca era autocrático, sabemos menos respecto a cómo el control imperial afectaba a lo que ocurría en cada ayllu. ¿Fue como el caso azteca, donde las ciudades originalmente autogobernadas al estilo de la democracia temprana perdieron este rasgo? El ayllu sigue siendo una destacada institución social en las comunidades andinas hoy en día, y muchos lo señalan como un ejemplo de igualitarismo. Sabemos que el ayllu, en la época preinca, estaba organizado en torno a una figura prominente a la que se veneraba después de su muerte, pero esto, por sí solo, no nos dice gran cosa sobre la gobernanza.
Los cacicazgos del Misisipi
Entre las comunidades de América, la autocracia no existió solo al sur del río Bravo. A principios del siglo xvi, los conquistadores españoles entraron en lo que hoy es el sureste de Estados Unidos. Al hacerlo vieron ejemplos de sociedades misisipianas que diferían radicalmente de los hurones o los iroqueses: se trataba de las sociedades del Misisipi que existían desde alrededor del año 1000 d. C. Los misisipianos construyeron los túmulos que, tras su desaparición, dejaron la huella en el paisaje que tanto impresionó a los posteriores conquistadores europeos. Sus sociedades se caracterizaban por poblaciones sedentarias que practicaban formas de agricultura intensiva, por lo general basadas en el maíz y a menudo ubicadas en valles fluviales densamente poblados. El mayor asentamiento misisipiano conocido, Cahokia, emplazado al este de lo que hoy es San Luis, tenía una población de unos quince mil habitantes.82 Las sociedades misisipianas eran más avanzadas, según los parámetros normales, que los pueblos nativos de los bosques del noreste americano, como los hurones. Su agricultura era más intensiva, sus poblaciones eran mayores y nos han dejado evidencia de un mejor desarrollo artístico. Las sociedades misisipianas también resultaban ser considerablemente más autocráticas.
Los arqueólogos han excavado los túmulos que dejaron los misisipianos para entender mejor cómo estaban organizadas sus sociedades. Desafortunadamente, debido a que los misisipianos no tenían un sistema de escritura, no dejaron ningún rastro directo sobre cómo se gobernaban. Algunas personas quizá infieran que la construcción de túmulos conllevaba una autocracia. Sin duda esto lo motiva el ejemplo del Egipto antiguo, cuando pensamos en el trabajo esclavo utilizado para construir las tumbas faraónicas. Otros sugieren que no nos apresuremos a asumir esta interpretación negativa. Tal vez la población quiso participar en una gran iniciativa, de modo similar СКАЧАТЬ