El movimiento open. Antonio Ariño Villarroya
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Название: El movimiento open

Автор: Antonio Ariño Villarroya

Издательство: Bookwire

Жанр: Математика

Серия: Fora de Col·lecció

isbn: 9788437084749

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СКАЧАТЬ Foundation. Veamos primero cómo nació y luego cuál fue su aportación más novedosa.

      En 1991, el que por entonces no era más que un joven programador, Linus Torvalds, envío una nota a un grupo de discusión sobre los sistemas operativos. En ella comentaba su intención de trabajar, como mera afición, en el desarrollo de un sistema operativo libre. Y concluía solicitando «cualquier tipo de sugerencias» para dicho proyecto. Con el tiempo se convertiría en el sistema Linux, que opera actualmente en el 40% de los servidores del mundo. Al comentar el contenido del proyecto que se presenta en esa nota, Clay Shriky destaca que en ella se dan los tres rasgos siguientes: libre, modesto y cooperativo.

      •Propone un proyecto libre: en un mensaje posterior concretó que utilizaría la licencia gnu Public License o gpl, de Stallman.

      •Se presenta como un proyecto modesto: no quiere cambiar el mundo o vencer al gigante Microsoft. Pero, de hecho, ha cambiado el estado de cosas mediante contribuciones voluntarias y una lógica de mejora constante a partir de ellas.

      • Abre la puerta a la participación de los usuarios: «quiero conocer los rasgos que desea la mayoría de la gente y cualquier sugerencia será bienvenida», afirmaba Torvalds.

      Mucha gente, de distintas partes del mundo, manifestó su deseo de colaborar en un proyecto de esta naturaleza, catapultándolo desde un simple pasatiempo al estatus de una pieza esencial de la infraestructura digital mundial y ayudando de manera decisiva a propagar por todo el planeta la idea de software abierto, creado mediante la colaboración de un extenso número de programadores. Hoy puede decirse que el Open Source Software constituye uno de los grandes éxitos de la era digital (con realizaciones como Linux, Apache, Firefox, Mozilla, etc.), que se sustenta sobre la invención de la WWW y sobre la creciente densidad de usuarios de la Red, que hizo que los años noventa fueran mucho más fértiles para el software libre que la década precedente.

      Como han defendido diversos expertos (RAYMOND, 1997 y 2001; FLORIDA, 2002; y SHIRKY, 2008), con Linux se produjo un cambio sustantivo en las reglas de juego de la organización del trabajo, convirtiéndose en el primer proyecto que hizo un esfuerzo consciente y exitoso para adoptar el mundo entero como su base de producción de talento. Raymond ha señalado que, si bien crear código sigue siendo una actividad habitualmente solitaria, las contribuciones o «hacks» se logran mediante el ensamblaje de las capacidades mentales de diversas y numerosas personas. Recogiendo su metáfora, hay que concluir que no consiste tanto en el trabajo orquestado típico de la construcción de una catedral, cuanto en la pauta de funcionamiento más aleatoria de un bazar.

      De manera similar, Richard Florida ve en la forma de producción Open Source un ejemplo y un modelo del funcionamiento de la economía creativa, ya que no basa su éxito en la asignación de responsabilidades y en las formas de gestionar la producción típicas de las organizaciones burocráticas y jerárquicas, sino en rasgos como la motivación intrínseca, la estructura horizontal, la pertenencia voluntaria, la meritocracia y la revisión abierta por pares, que se inspira en la lógica de funcionamiento del campo científico, pero desborda no sólo su ámbito de aplicación, sino también sus bases sociales.

      En definitiva, como afirma Shirky, la aportación fundamental de Linux se halla en el cambio de método: la voluntad de escuchar e incorporar las iniciativas del mundo de los programadores, emparejada con una estricta valoración meritocrática de las propuestas dignas de ser incluidas en su proyecto, suponía una ruptura radical con el método de la FSF; ruptura que se veía favorecida por el cambio en los costes de transacción, propiciado por Internet, a la hora de reunir un amplio repertorio de personas afines sin una estructura tradicional. «No fue justamente la apelación filosófica o moral a la libertad sino la escala de colaboración lo que hizo que Linux operara como software y como faro para otros proyectos de Open Source» (Shirky, 2008: 243).

      En este sentido, no cabe definir el Open Source Software desde la lógica típica de las organizaciones, puesto que consiste en redes de cooperación difusas, contingentes y flexibles. Puede identificarse, más bien, como un ecosistema o sistema social abierto. Linux ha encontrado la forma de incorporar las buenas ideas, vengan de donde vengan y puede hacerlo sin costes de transacción y de management porque no tiene empleados, sino contribuyentes. Mientras que Microsoft, de acuerdo con la regla del 80/20, se queda con el 20 % de los técnicos que producen el 80% de las ideas y no puede permitirse el lujo de contratar a quienes sólo ocasionalmente tendrán una idea provechosa, Linux no entiende por qué hay que despreciar el 20% de las ideas restantes producidas por el 80% de la gente. Linux puede tomar prestada una idea de cualquiera, y con frecuencia lo hace. No se basa en una concepción de la propiedad corporativa, sino de la inteligencia cooperativa.

      Por ello, se afirma que con Linux se ha introducido una nueva forma de trabajo y se han cambiado las reglas de juego. Esta pauta consistente en agregar las contribuciones individuales para un proyecto abierto, colectivo y público, con posterioridad se ha ido extendiendo a múltiples campos, más allá del propio software, como puede constatarse con el extraordinario éxito de Wikipedia y sus iniciativas colaterales.