Название: La lección nórdica: Trayectorias de desarrollo en Noruega, Suecia y Finlandia
Автор: José Miguel Ahumada
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная деловая литература
isbn: 9789562892377
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Este viejo debate ha estado presente en los análisis de las experiencias de desarrollo en América Latina en los últimos 70 años y es precisamente en Chile donde se inició, con los análisis de la Cepal, dirigida por el ilustre economista Raúl Prebisch. El debate se dio igualmente a nivel técnico y político en el resto del mundo, pero en América Latina tuvo un impacto excepcional, que superó la visión puramente económica para convertirlo en un gran desafío de los balances políticos de sus países. Chile es un buen ejemplo de esos dinámicos debates.
Este documento es una valiosa contribución al analizar las experiencias de desarrollo de los países nórdicos que constituyeron siempre un punto de referencia en los análisis económicos latinoamericanos.
A inicios de los años 50, Prebisch asume la dirección de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL), con sede en Chile, con un documento de partida donde elaboró su pensamiento sobre la base de sus experiencias personales en Argentina durante la década de los 30 y parte de la década de los 40. La salida del estancamiento económico provocado por la Guerra Mundial llevó a Prebisch a recomendar a los países latinoamericanos un proceso de industrialización sustitutiva de importaciones con la incorporación de las nuevas tecnologías.
La respuesta de cómo hacerlo a partir del mercado y las políticas públicas derivó en un intenso debate que superó en su dinámica y en sus derivaciones políticas al vivido en otras latitudes. Los recordados enfrentamientos entre las ideas de la Cepal, apuntando especialmente al Estado, y los consejos del Fondo Monetario, concentrándose en mejorar el mercado, fueron ásperos y complejos. El aterrizaje de esos debates se incorporó además en las posiciones de los partidos políticos. Hechos como los vividos en el mundo por los países comunistas, o la propia Revolución Cubana, profundizaron un debate que derivó en serios enfrentamientos ideológicos y políticos en toda la región. Hoy, muchos de esos debates han quedado en el pasado, pero vale la pena recordar que su superación llevó décadas de enfrentamiento, y a pesar de las lecciones de la historia aún no han concluido.
El modelo de un mercado en manos del sector privado y acompañado por un Estado actor y regulador tuvo un buen comportamiento en las primeras décadas de la posguerra, pero luego fue sucedido por crisis inflacionarias, problemas de gran endeudamiento, creciente pobreza y crisis políticas que comprometieron la democracia y los equilibrios sociales. A inicios de la década de los 90, el denominado Consenso de Washington, en respuesta a la crisis aguda de la deuda, terminó con un modelo que privilegió el funcionamiento del mercado y limitó las intervenciones del Estado. Posteriormente, las crisis financieras internacionales y el boom de los precios de las materias primas, provocaron nuevas alternativas a las relaciones Estado-mercado.
Los análisis de este libro constituyen una excelente aproximación al problema, con la respuesta de un modelo de economía de mercado, con intervenciones inteligentes del Estado y acompañadas por un diálogo permanente del Estado con el sector privado.
En sus conclusiones, los autores llaman a “sacarnos las anteojeras que solo ven en el Estado una estructura burocrática, pesada, ineficiente y únicamente redistributiva”. El Estado, siguen diciendo los autores, “puede ser un actor empresarial que dinamice la economía, logre sacarla de círculos viciosos”.
Coincido plenamente con estas pragmáticas conclusiones, que los autores extraen de la experiencia exitosa de los países nórdicos.
Es bueno recordar cómo van quedando atrás viejos debates y grandes y dolorosas confrontaciones debido a la falta de claridad sobre las responsabilidades que deben asumir frente a los desafíos del crecimiento, el Estado y el sector privado. Yo agregaría además el de la sociedad civil, de creciente papel en el mundo actual y futuro.
La reunión de Davos de enero de 2020 recordó precisamente que el mundo actual se enfrenta a desafíos climáticos y de desigualdad difíciles de resolver, y que producen ciudadanos infelices. Un mes después, la pandemia del covid-19 nos está sumiendo en profundos desafíos que dejan en claro la necesidad de un nuevo diálogo entre los responsables del mercado y los del Estado.
Estas nuevas situaciones que vive el mundo reconocen que los procesos de crecimiento fuertemente estimulados por las nuevas tecnologías no pueden desconocerse, pero las dificultades que vive la sociedad con la desigualdad creciente y la impaciencia social, o los desafíos de un mundo con problemas dramáticos de sobrevivencia debidos al cambio climático, o relaciones internacionales contrapuestas por situaciones de enfrentamientos por el liderazgo mundial no pueden desconocerse ni postergarse.
Se requieren empresarios conscientes de sus múltiples responsabilidades con la sociedad, y Estados llamados a actuar ante las nuevas demandas sociales golpeadas por los efectos de la desigualdad y las crisis del empleo. Eso convoca a diálogos Estado-empresa-sociedad civil, que permitan enfrentar el futuro con progreso, ganancias sociales y respeto por la naturaleza.
El diálogo Estado-mercado que proponen los autores de este trabajo, es una valiosa contribución que nos dejan las experiencias nórdicas, muy útiles para hacer aportes al modelo de desarrollo chileno, pero también una contribución a pensar el complejo mundo del futuro, lleno de potencialidades de progreso, pero también de grandes conflictos sociales y políticos.
ENRIQUE V. IGLESIAS
Secretario Ejecutivo CEPAL (1972-1985)
Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay (1985-1988)
Presidente Banco Interamericano del Desarrollo (1988-2005)
Secretario General de la Secretaría General
de Iberoamérica (2005-2014)
INTRODUCCIÓN
El modelo chileno y las lecciones nórdicas
I
Las causas de la depresión están en la bonanza
Joseph Schumpeter
¿Cuáles son las causas de la riqueza de las naciones? Dicha pregunta está en el corazón de parte importante de las discusiones económicas. En efecto, comprender la naturaleza de la creación de riqueza permite establecer políticas correctas encaminadas a generar la base material para que la población mejore, en forma sostenida en el tiempo, sus niveles de vida. Aquella pregunta, a su vez, cobra cada vez mayor relevancia a la luz de los recientes debates sobre la naturaleza y las tensiones del modelo económico chileno actual. ¿Cómo considerar esto en un país que ha pasado a ser la economía con el ingreso por habitante más alto de la región? En efecto, durante la década de 1990 Chile era entendido como un caso exitoso de camino al desarrollo. En tal década, el país creció a una tasa anual promedio de un 7%, donde las exportaciones se expandieron y se diversificaron, tanto en términos de bienes como de mercados, y las inversiones nacionales y extranjeras aumentaron sostenidamente, distribuyéndose a lo largo de diferentes áreas económicas como el cobre, los servicios financieros, la infraestructura, entre otros. Aquello vino en paralelo con una caída sostenida de la pobreza y una expansión del acceso a la educación, lo que sugería que el desempeño económico también lograba un mayor bienestar en la población. Sumado a lo anterior, otro elemento que le dio legitimidad al boom económico fue que se desplegó no bajo el alero de la dictadura, sino que en un contexto democrático con una sólida estabilidad institucional.
Dicho despegue económico con democracia generó un fuerte impacto en los estudios sobre el desarrollo latinoamericano toda vez que aquel periodo catapultó a Chile como el país con mayor dinamismo en la región. En efecto, la economía chilena crecía en forma rápida y sostenida mientras América Latina se recuperaba de manera lenta СКАЧАТЬ