Volando Con Jessica. Giovanni Odino
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Название: Volando Con Jessica

Автор: Giovanni Odino

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Приключения: прочее

Серия:

isbn: 9788885356634

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СКАЧАТЬ camión estaba cubierto por una lona y no se podía ver su interior en la autopista. Hemos buscado un transportista de Lacio especializado en vehículos aéreos. Los conductores están acostumbrados a mover este tipo de mercancía por toda Italia y no hacen preguntas. Y además no son de aquí.

      —Muy bien. Entonces les deseo buen trabajo.

      Se dirige a la puerta. Jessica le sigue saludándonos con la mano y caminando de espaldas. Sonríe. Es una visión maravillosa.

      —¿Me equivoco o te gusta la chica? —pregunta Sante.

      —Vosotros también podéis ver lo guapa que es. Claro que me gusta. ¿A vosotros no?

      —Sí, pero no nos quedamos atontados. Tienes que controlarte. El abogado te ha mirado durante unos segundos con el ceño fruncido y ni siquiera te has dado cuenta.

      Suspiro profundamente.

      —Bah. No sé qué decir. Es una cuestión estética. Me gustan las cosas bonitas, como los cuadros de Caravaggio o las esculturas de Donatello.

      —A veces me pareces un auténtico imbécil —sentencia Sante.

      Cruzo mi mirada con Aurelio, que levanta los ojos al cielo, para señalarme que él piensa lo mismo.

      Si hasta Aurelio se compadece de mí tengo que llevar más cuidado. Pero si no me doy ni cuenta, ¿qué puedo hacerle? Tendré que comprarme un CD con un curso de autoayuda y escucharlo por la noche. Tendré que grabar en mi cabeza: «Esa chica no representa nada para ti, no te gusta Jessica, no te gustan sus piernas, sus tetas son feísimas, tiene un culo blando que se le cae, tiene los ojos de color verde marchito, tiene pelo amarillo y graso, una nariz de bruja, los labios son... son...»

      «Eres un cretino». Esto tendría que grabarlo varias veces; «eres un cretino».

      VI

      19 de junio

      Sante va directamente del 737 de Ryanair a la extensión que lo lleva al terminal. No lleva equipaje, por eso se dirige rápidamente al hall de llegadas del aeropuerto Stansted de Londres. Busca a su amigo entre las personas que están esperando. Por suerte el antiguo mensaje telefónico seguía siendo válido y ha conseguido organizar un encuentro en Londres. Lo encuentra fácilmente porque, con su metro noventa de altura, sobresale entre los demás.

      —Sante, dear friend. How are you?

      —Hola Robert, how long...?

      Se saludan dándose un abrazo y palmadas en la espalda. Después, al darse cuenta de que están dificultando el flujo de los otros pasajeros, se apartan a una zona donde hay asientos libres.

      —Querido amigo. Me alegra muchísimo volver a verte. Y no lo digo solo por el trabajo.

      —Después de todos estos años has mejorado muchísimo tu italiano: lo hablas mejor que yo.

      —Eh, dear Sante, sabes que tu bello país tiene muchas fábricas importantes de armas y, con mi trabajo, ya sabes, noblesse oblige.

      —Pero eso es francés.

      —A veces me equivoco, porque ellos también tienen buenas fábricas.

      —También hablabas ruso, si me acuerdo bien.

      Точнее, не большой, но достаточно для бизнеса.

      —¿Es decir?

      —Exacto, no muy bien, pero suficiente para los negocios.

      —A propósito de negocios, como te dije, no me quedo esta noche. El vuelo de vuelta a Milán es a las nueve.

      —Qué lástima, dear friend. Pensaba llevarte a un lugar que te habría gustado.

      —La última vez elegiste un sitio que se suponía que era de cocina italiana y casi muero envenenado.

      —Es que el cocinero era sueco, ¿qué esperabas?

      —Me lo dijiste después.

      —Esta vez nada de cocina italiana, sino rusa. Se come con vodka, rodeado de chicas que sirven en topless.

      —Pero el topless en los restaurantes es típico americano.

      —En estos tiempos los rusos son más americanos que los americanos mismos.

      —Tienes razón, pero, desgraciadamente, nada de cena sexy. Tenemos tres horas y solo podemos ir a un bar del aeropuerto.

      All right, dear friend.

      Después de explicarle que todo debe permanecer en secreto, aspecto sobre el que Robert lo tranquiliza, Sante le pasa la lista de las piezas que Aurelio ha preparado. Su amigo la estudia durante unos diez minutos y luego dice:

      —Encontrar estos componentes será very easy, muy fácil. ¿Cómo te los envío?

      —Tienen que llegar a esta dirección.

      Sante le da una tarjeta cuidadosamente escrita, en mayúsculas.

      —No hay que declarar que son piezas de helicóptero. Sé que eres capaz, a través de tus contactos en los aeropuertos, de hacerlos llegar de otra manera.

      —Será más caro.

      —El precio no importa, lo que es indispensable es que sea una operación invisible.

      —Right, llegarán a Aviano con un vuelo de las fuerzas aéreas americanas y luego os los llevará un furgón de Federal Express.

      Robert se da cuenta de la expresión de Sante, que muestra dudas sobre la simplicidad con la que su amigo ha liquidado el problema de la discreción.

      —No tienes que preocuparte, Sante, en nuestro trabajo estas son cosas nimias. Si me hubieras pedido piezas para armar un Hughes con misiles Tow habría sido más difícil, pero te los habría encontrado, anyway. Tendrás tus spare parts, tus piezas de recambio.

      —Perdona, había olvidado tu experiencia. Necesito el material ayer.

      —Sois todos iguales.

      —¿Quiénes?

      —Vosotros, customers, los clientes. Meses o años para decidir y luego lo queréis tener enseguida.

      —¿Cuánto tardarás en conseguirlos?

      —Si el dinero no importa, los tendrás la semana que viene. Pero no importa significa que no importa. Si vous me comprenez bien!

      —Entendido, pero ¿por qué hablas francés?

      —Perdona, dear friend. Es que ayer concluí una negociación larga y difícil para unos tanques de los amigos franceses y todavía tengo la cabeza llena de palabras francesas.

      —¿Cuánto nos СКАЧАТЬ