Volando Con Jessica. Giovanni Odino
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Название: Volando Con Jessica

Автор: Giovanni Odino

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Приключения: прочее

Серия:

isbn: 9788885356634

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СКАЧАТЬ loca?

      —Las cosas que hacemos tienen consecuencias, y esta es la consecuencia de tu comportamiento.

      Aurelio no sabe qué responder, tiene la sensación de que su mujer está hablando en serio y lo que ella está planteando es lo último que él quisiera que ocurriese. Decide que algo sí puede contarle.

      —De acuerdo, faltaré a mi promesa a Eraldo, te lo contaré...

      —¿Por qué la promesa a Eraldo es más importante que el compromiso que hiciste al casarte conmigo?

      Aurelio mira a su mujer y comprende que nunca habría debido prometer nada que la excluyera.

      —Tengo que ayudarles a construir un helicóptero sin que el ENAC lo sepa —dice, casi como liberándose de un peso.

      —¿Es decir?

      —Parece que un tipo rico quiere un helicóptero pero que nadie puede saberlo.

      —O sea, que servirá para hacer algo ilegal, ¿no te parece?

      Ahí estamos, todos deberían haber pensado lo mismo que su Lara. Es tan simple y tan evidente.

      —No lo sabemos y hemos decidido no preguntar nada. El hecho de no hablar de ello con nadie tiene como objetivo el justificar nuestra... ignorancia.

      —No me gusta.

      —Ganaré lo suficiente como para poder comprar el local. Sabes que alquilarlo se lleva casi todas nuestras ganancias.

      —No me gusta.

      —Llevaré cuidado para no involucrarme en nada más. Solo seré el mecánico.

      Lara niega con la cabeza y repite con voz más baja:

      —No me gusta.

      Aurelio se acerca y la abraza. Ella le deja hacer.

      Apoya su rostro en su hombro, le sujeta las manos y le dice con tono afectuoso:

      —Trabajar algo más te quitará esa capilla de grasa que has acumulado en el restaurante. A lo mejor te viene bien.

      Sonríen. Aurelio coge un calendario colgado en la pared.

      —Ven, tenemos que revisar el calendario de apertura.

      —Ni pensarlo.

      —Pero estarás sola, no podrás hacerlo todo.

      —Hay gente que busca trabajo y los contrataré temporalmente si es necesario. Tú ocúpate de tu helicóptero y yo me ocuparé de mi taberna.

      —Nuestra.

      —Mía.

      —Tuya —concede Aurelio, que piensa en lo afortunado que es de haber encontrado a su Lara. Sonríe pensando que podrá comprar el local para ella.

      ***

      Sante abre la ventana para dejar entrar al gato.

      —Romeo, eres un cabezota. ¿No puedes usar la gatera como te he enseñado? Creo que te gusta hacer que te abra la puerta.

      Le acaricia la cabeza y bajo la barbilla.

      —No te preocupes. No te abandonaré. En cuanto reciba el dinero nos iremos juntos. De todas formas las gatas hablan el mismo idioma en todas partes.

      Busca en un montón de libros en el suelo. Casi abajo del todo encuentra el que buscaba: un atlas del mundo con los mapas físicos y políticos.

      —Eres viejo y muchas fronteras habrán cambiado, pero me ayudarás a hacerme una idea.

      Abre la nevera, coge la lata de comida de Romeo y la vacía en el plato. Coge una botella de vino Cortese ya empezada y se sirve un vaso. Llena una cazuela con hielo y mete la botella dentro. Lleva todo a la mesa baja al lado del sillón, en el que se sienta con cuidado para mantener derecho el vaso. Abre el atlas en la página de los husos horarios. Calcula la diferencia con Dallas: hay siete horas de diferencia. Mira el reloj: las doce. Tiene tiempo antes de poder llamar a Robert.

      Le da tiempo a prepararse un plato de pasta y un filete y que después mirará los mapas de América Central.

      V

      11 de junio

      El camino que sale de la carretera regional después de Gattinara no está asfaltado. Las malas condiciones en que se encuentra invitan a circular por él muy despacio. Después de medio kilómetro, aparca al lado de un muro de ladrillos, de unos dos metros de altura, con trozos enyesados, y con partes cubiertas de hiedra, glicinas y otras variedades de plantas trepadoras

      En primavera, con las glicinas en flor, tiene que ser todo un espectáculo.

      Más allá del muro el perímetro está flanqueado por una espesa hilera de árboles y arbustos que denotan la intención del arquitecto de ocultar el interior del jardín a la vista. A las doce llego a la entrada de la propiedad del abogado: una verja antigua de hierro forjado, sujeta por dos columnas cilíndricas de ladrillos. Ya conozco el lugar, pero sigue maravillándome.

      Quién sabe si Jessica vendrá hoy para curiosear.

      Tengo las llaves para entrar con total libertad. El abogado había pedido al mayordomo que hiciera una copia para cada uno de nosotros.

      La mañana luminosa de junio ofrece un cielo azul intenso que se combina bien con las tonalidades verdes de las muchas variedades de especies típicas de la región de Valsesia presentes en el jardín. Me gustan los castaños, los fresnos y los robles alineados y entremezclados cuidadosamente.

      Las líneas de la avenida arbolada conducen la mirada hacia la elegante fachada de la villa. La construcción presenta indicios arquitectónicos de las residencias de campo de los señores piamonteses del siglo XIX: es bonita pero no llamativa, rica pero no opulenta. La atmósfera está desnaturalizada, pero al mismo tiempo es más romántica, con un estilo más inglés que italiano del parque.

      Un aire de nobleza decadente. Una percepción típica del poeta Gozzano, crepuscular...

      En lugar de con el viejo coche de cien caballos, tendría que haber venido en un carruaje tirado por un caballo.

      Sante está dentro de la casucha convertida en taller. Observa a Aurelio mientas explora minuciosamente el helicóptero, que ha sido transportado desde Caorso bajo su supervisión. Les saludo, y después pregunto:

      —¿Has preparado la lista de lo que hace falta?

      —Lo trajimos el viernes, necesitaré al menos toda la semana —responde Aurelio sin esconder una cierta irritación por la pregunta.

      —Pero podremos empezar a hacer algo, ¿no?

      Sale del helicóptero, donde estaba examinando las placas con los números de serie pegadas a los componentes principales. Resopla, saca una libreta del bolsillo de la pierna derecha de su mono de trabajo. Lo abre con la actitud de un guardia que va a poner una multa y finalmente habla:

      —Mientras СКАЧАТЬ